Prueba y error
Bastaron seis semanas, sólo seis, para acabar con el efecto del estado de alarma primaveral de tres meses. Y si se trata de aplicar el método científico de prueba y error con las medidas sociales, cosa lógica debida al desconocimiento, también se agradecería que se informara sin recelo ni temor

Madrid
Sube la fiebre de la preocupación en los gobiernos autonómicos sobre la evolución de la pandemia en sus territorios. Excepto en Canarias, archipiélago hoy tranquilo y corredor turístico en la península y Baleares, parece como si se tratara de una competición, a ver quién toma medidas más o menos drásticas según su ideología y más o menos rápidas según su termómetro.
Y en algunos casos, como en Cataluña, sin esperar siquiera el resultado de las anteriores decisiones, que tampoco se fundamentaron públicamente en poco más que en un "no podemos perder más tiempo". Las curvas andan disparadas, pero pocos cuentan por qué ni qué soluciones de las tomadas no han dado el resultado esperado. Más allá de apelar a la responsabilidad individual, la transparencia brilla por su ausencia, olvidando que sin ella no hay credibilidad y sin pedagogía no hay aprendizaje.
Se pretende que la sociedad obedezca sin más, como lo ha hecho hasta ahora, mayoritariamente. Pero parece que se ha perdido de vista que no se le puede pedir otro largo capítulo de sacrificios sin más explicaciones que el peligro físico cuando ya se sufre el económico o el social y estos tampoco se están paliando adecuadamente y sin recordar que por muchos confinamientos perimetrales o totales que se decreten, el día después, el virus seguirá allí, esperando, agazapado porque ni muere ni desaparece. Un dato: bastaron seis semanas, sólo seis, para acabar con el efecto del estado de alarma primaveral de tres meses. Y si se trata de aplicar el método científico de prueba y error con las medidas sociales, cosa lógica debida al desconocimiento, también se agradecería que se informara sin recelo ni temor. De lo contrario, el descontento se sumará al desafío y la contestación a la decisión.




