¿Merece reprobación Fernando Simón?

Madrid

Fernando Simón ha mantenido una charla online con los escaladores Iker y Eneko Pou. En un momento dado, al reiterar que desde el principio le gustaban mucho las enfermedades infecciosas, uno de los entrevistadores le pide aclarar si eran las enfermedades o las enfermeras infecciosas. Y en vez de aclarar “he dicho enfermedades”, se mete en un jardín: “no les preguntaba si eran infecciosas o no, eso se veía unos días después”.

En la respuesta, el Consejo General de Enfermería ve “comentarios sexistas y denigrantes impropios de un experto científico y dos deportistas de élite”. Exigen a Simón que pida disculpas y, de no hacerlo, pedirían su reprobación parlamentaria y su cese. Visto el comentario en el contexto de la entrevista, se podría defender que es excesivo el ruido para las nueces rotas. Pero visto el comentario y la entrevista en el contexto que vivimos, se puede comprender y defender también el enfado del colectivo, porque no está el horno para bollos amasados en forma de facilones chascarrillos. Salvador Illa ha dicho que espera que Simón aclare lo dicho. Y seguramente lo hará. Quizás Simón debería plantearse también si con la tarea que tiene encomendada debería prestarse a apariciones públicas que, por el momento o por el contenido, se examinarán con lupa y en las que hasta una pregunta aparentemente inocente puede convertirse en una pista de derrapaje si no se encuentra la respuesta adecuada.