Claro que es necesario verlo
Como en el caso de Aylan, no va a cambiar nada. Pero al menos también eso sabremos

Madrid
Una de las pesadillas recurrentes que tenemos es perder a nuestros hijos. Unos minutos, me refiero. Desaparece de tu vista en la calle, en el súper, en cualquier sitio en el que haya más gente, y en ese momento los segundos se miden en horas; el tiempo de repente se dilata de una forma inhumana.
Los niños tienen el defecto de que miden poco y se pierden fácil. La vez que perdí al mío lo que hice fue irme corriendo al puerto, porque estábamos cerca del mar, y aunque era imposible que el niño llegase allí, la idea me mareaba físicamente. Una cosa es perderlo entre la gente y otra perderlo en el mar. Una cosa es no saber dónde está, y otra cosa es saber dónde está y no poder encontrarlo.
Una cosa es el primer mundo, lleno de facilidades en suelo firme, y esa preocupación a menudo exagerada de los padres que se ahogan en un vaso de agua; otra cosa es el tercer mundo, donde si te ahogas no es en un vaso de agua sino en el mar. Y escuchando esos gritos de la madre en el vídeo se entiende que esa gente no pierde a sus hijos de vacaciones, que no vienen en crucero, sino porque no tienen nada, y el resto de lo que tienen, también un hijo, lo pueden perder.
Y sí, es necesario saberlo, verlo y oírlo. Porque como en el caso de Aylan, no va a cambiar nada. Pero al menos también eso sabremos.

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...




