Deslealtad

Barcelona

Deslealtad. Esta es la palabra de la semana: deslealtad. Se la lanzan los políticos cual flecha envenenada y lo hacen sobre todo los miembros de los gobiernos de coalición, tanto en Cataluña como en Madrid. Y como si de un 'remake' de lo acontecido en la Comunidad de Díaz Ayuso hace unas semanas se tratará, allí donde el PP se lo atizaba a Ciudadanos y viceversa. En Barcelona se lo propinan los socios independentistas y en La Moncloa las izquierdas siempre cainitas.

Desleales entre ellos, Junts per Catalunya y Esquerra por filtraciones de documentos oficiales no aprobados que describían la desescalada imprescindible para tantos sectores arruinados. Documento hoy revisado, pero de igual descontento entre algunos afectados.

Desleales los de Unidas Podemos por criticar al ministro del Interior de su propio gobierno por la grave crisis de los migrantes de Canarias, pero especialmente por negociar detrás de la puerta una enmienda a los presupuestos sobre desahucios sin comunicarlo al PSOE, socio de gobierno, que ve como sus habladores Bildu y Esquerra se han sumado a la deslealtad en el caso de los republicanos catalanes y según todos sus socios desleales por partida doble.

Y así, añadiendo la palabra del momento deslealtad a la del año, incertidumbre, el diccionario nos lleva desgobierno o a la sensación de ello. Y cuando cunde la idea de predominio de lo que parece sobre lo que realmente es el trabajo para superarlo es tan duro como a veces ímprobo. Y éste es el reto actual de nuestros gobiernos, todos ellos.