Irene Lozano: "La desinformación nos hackea el cerebro para captar nuestra atención"
Conversamos en La Ventana con la escritora y secretaria de Estado para el Deporte sobre su último libro: 'Son molinos, no gigantes', un ensayo sobre la amenaza de las 'fake news' para la calidad del debate democrático
"Necesitamos una nueva alfabetización, aprender a leer en digital para evitar ser manipulados"
Entrevista a Irene Lozano en 'La Ventana' con Carles Francino / Vídeo: Pablo Palacios
Madrid
Quizá recuerden la polémica del pin o veto parental que se planteó en España hace poco más de un año. Agitada por Vox, la controversia se difundió a golpe de videos en grupos de Whatsapp que pretendían demostrar un supuesto adoctrinamiento sexual en los colegios españoles para justificar el derecho de los padres a impedir que sus hijos recibieran determinados contenidos. El caso es que ninguno de esos videos correspondían a ninguna actividad docente impartida en las aulas, uno era una 'performance' de arte contemporáneo en un museo brasileño, otro un fragmento de una clase de Obstetricia en una Universidad Católica de Perú. El caso es que esa realidad inexistente, traducida en un debate falso, marcó durante semanas la agenda política y mediática.
La periodista, escritora y política, Irene Lozano, utiliza este ejemplo como punto de partida de su último ensayo 'Son molinos, no gigantes', sobre el que hemos conversado esta tarde en La Ventana. Un ensayo sobre cómo la desinformación amenaza con socavar el sistema democrático aprovechando el cambio de paradigma creado por la revolución tecnológica y las redes sociales. "Antes la información era un bien valioso, sin embargo ahora, con su proliferación masiva en Internet, se ha devaluado y se ha visto reemplazada por otro objetivo, que ya no es el de informarnos sino el de captar nuestra atención como sea. Y eso es lo que hace la desinformación, hackearnos el cerebro para buscar nuestra atención", ha explicado Lozano, que entre 1995 y 2005 trabajó en redacciones periodísticas.
Ese cambio trascendental pasa también por unas nuevas reglas del juego en las que la jerarquía de la información se ha difuminado frente al bombardeo constante de 'lo último'. Los contenidos apenas duran unos segundos en nuestro umbral de interés antes de pasar al siguiente y "lo relevante ha quedado supeditado a lo urgente". Y todo ello nos convierte en vulnerables como ciudadanos porque nos hace fácilmente manipulables.
"Tenemos que ser muy conscientes de que todos podemos ser víctimas de desinformación, yo la primera, pero más importante incluso es saber que también podemos convertirnos en agentes, aunque sea involuntarios, de esa misma desinformación". "Y no olvidemos que la mentira se difunde en las redes mucho más rápido y llega mucho más lejos que la verdad, lo que convierte los desmentidos en muchas ocasiones casi en ineficaces". Es lo que ocurre cuando, sin prestar demasiada atención, retuiteamos o compartimos un contenido cuya veracidad desconocemos o al que le damos clic sin pararnos a reflexionar sobre si es algo que merece la pena "para el mundo y para mi mundo', o sobre qué tipo de emociones suscita en nosotros".
Según Lozano, detrás de este fenómeno asistimos a una crisis de conocimiento, en el sentido de que "acabamos creyendo a alguien por la supuesta autoridad que tiene para nosotros, sea nuestro cuñado, un famoso difundiendo mensajes antivacunas o personajes como Trump, antes que por el análisis y el contraste de ese contenido".
Es según Lozano una creencia casi de tipo tribal en la que la narración sustituye a los argumentos (una seña de identidad de los populismos) y que "genera polarización al romper los consensos básicos sobre la realidad, sobre los hechos". Los sesgos nos dominan y muchas veces ni siquiera somos conscientes de ello. Nos gusta tanto que la realidad nos dé la razón que acabamos prestando atención sólo a aquello que coincide con lo que pensamos previamente, sin ponerlo en duda ni reflexionar sobre ello de modo crítico.
Cree Lozano que la vacuna para la desinformación está en la educación. "Necesitamos todos una nueva alfabetización, aprender a leer en digital, para tener herramientas que nos permitan detectar la manipulación y enfrentarnos a ella".
'Son molinos, no gigantes' se aventura a dar algunas recomendaciones muy sencillas en forma de preguntas y consejos que todos podemos poner en práctica antes de leer un whatsapp, un tuit, o cualquier contenido en un medio digital: ¿Qué relevancia tiene esto para el mundo y para mi mundo? ¿Quiero dedicar a esto mi atención?. También es útil cuestionarse si ese contenido es cierto antes de compartirlo e igualmente analizar qué sentimientos genera en mi porque esas emociones serán exactamente las que contribuiré a generar en otros.
Con todo, y aunque el reto es difícil, Irene Lozano se muestra optimista. "Creo que hay músculo democrático para responder a la desinformación y eso empezamos a verlo en el cambio de postura de Twitter y Facebook que han empezado a ver la necesidad de etiquetar los contenidos falsos".
Irene Lozano: "La desinformación nos hackea el cerebro para captar nuestra atención"
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