¿Jóvenes inconscientes?

Que los jóvenes son unos inconscientes, es un mantra generalizado. Y que la juventud de cada generación es más inconsciente que la anterior, suele ir en el mismo paquete de mantras. Lo asumen muchas personas en ese preciso instante en que dejan de ser jóvenes y comienzan a olvidar lo que hacían cuando eran jóvenes. Y se extiende socialmente en momentos críticos como el que vivimos. Porque si junto al balance de contagiados y muertos por la pandemia se hace recuento de dos o tres macrofiestas botelloneras, el mantra pasa a ser dogma aunque de la irresponsable concentración no se haya derivado ningún contagio. ¡Que la realidad no nos trastoque una certeza!

No caeré en la tentación buenista de defender en general a los jóvenes. Entre ellos hay gente extraordinaria y otra manifiestamente mejorable. Los hay solidarios y egoístas, competentes y torpes, trabajadores y vagos, sensibles y fríos como un témpano, cultos y analfabetos funcionales. Creo que pesan más los primeros que los segundos, pero, en todo caso, no creo que la proporción sea distinta ni a la de la juventud pasada ni a la de la madurez presente. En todo caso, tampoco conviene preocuparse. Es cuestión de tiempo que los jóvenes dejen de serlo. Y con la madurez se conviertan todos en rectos ciudadanos, competentes empresarios, deslumbrantes artistas y periodistas, templados políticos y sabios gobernantes. Por eso va tan bien el mundo…