Marina Garcés, una estrella del destape y 25 minutos observando la nada con El Conde de Torrefiel
Hablamos con El Conde de Torrefiel de su obra 'La plaza', con Marina Garcés de su ensayo 'Escuela de aprendices', de la historia de Eva Lyberten convertida en teatro y de la construcción de la realidad a través de las imágenes
La Hora Extra: Marina Garcés, una estrella del destape y 25 minutos observando la nada con El Conde de Torrefiel (29/11/20)
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Madrid
Sobre el escenario, un lecho de flores. Nada más. Durante 25 minutos, no sucede nada. El espectador es obligado a hacer un ejercicio de contemplación en un lugar, el teatro, donde se supone que suceden cosas. Esta nada, esta ausencia de acción y esta prueba casi de resistencia es la puerta de entrada a la obra La plaza, de El Conde de Torrefiel, la compañía formada por Tanya Beyeler y Pablo Gisbert, con los que hablamos en La Hora Extra. En esta pieza, El Conde nos enfrenta a nuestra relación alienada y compulsiva con las imágenes: “Hoy día, tú puedes ver matar a un niño en cualquier vídeo de YouTube, la violencia es cotidiana; en cambio, el tiempo es muy violento, la gente no tolera perder el tiempo”, nos explica Pablo Gisbert.
Tras la contemplación llega la acción, la de alguien que pasea por la ciudad escuchando música en Spotify, cruzándose con gente, entrando en bares y pensando en cómo será el futuro. La pieza, cuyo estreno en marzo fue suspendido por la pandemia, ha pasado ya por ciudades como Berlín o Ámsterdam, donde hubo espectadores que “nos gritaron y nos insultaron porque les resultaba insoportable”, cuentan Tanya y Pablo.
A partir de esa idea que atraviesa la obra de El Conde de Torrefiel, nos preguntamos cómo miramos y cómo nos miramos. Lo hace Herminia Benito, conocida como Eva Lyberten, una conocida actriz de cine porno e icono del destape que, con 61 años, se sube al escenario del Teatre Lliure para contar su historia. Se trata de la obra Una, a caballo entre la ficción y el documento, un montaje sobre el erotismo, el sexo, mirarse y ser mirado.
Mirarse a uno mismo es también elegir el encuadre, el enfoque, decidir qué mostramos y qué dejamos fuera de esa foto. Hoy, Eduardo Maura propone una reflexión acerca de cómo la fotografía construye nuestros relatos con lo que muestra y con aquello que existe fuera de foco y que no vemos.
Conversamos con la filósofa y profesora universitaria Marina Garcés, que acaba de publicar el ensayo Escuela de aprendices (Galaxia Gutenberg), en el que defiende que educar “es guiar el destino de la comunidad y de cada uno de sus miembros”. Garcés observa y reflexiona sobre las tensiones y los retos a los que se enfrenta la educación en nuestro país.
Eva Cruz nos habla de la primera novela de Elena Medel, Las maravillas (Anagrama), una foto fija de mujeres de clase trabajadora que sueñan con poder pagar las facturas a fin de mes, mujeres que meten las manos en sus bolsillos y no encuentran monedas.
Y más allá del asfalto y las franquicias, el paisaje visual y emocional de nuestra ciudad se nutre, entre otras cosas, de rótulos, carteles, escaparates, placas de calles… Un patrimonio gráfico en el que late la memoria de la ciudad y de sus habitantes y que trata de preservar la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico, que se ha reunido por primera vez este fin de semana. De este tipo de patrimonio sabía mucho el editor y escritor Julián Rodríguez a cuya faceta de diseñador y tipógrafo dedica una exposición el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, de la que nos habla Emma Vallespinós.
Hoy colaboran en La Hora Extra: Eduardo Maura, Emma Vallespinós, Eva Cruz y Yonyi Arenas.