¿Es posible implantar en España una jornada laboral de cuatro días? El debate con tres expertos
Todavía resuenan las palabras del diputado y líder de 'Más País', Íñigo Errejón, sobre el debate de la semana laboral de cuatro días. Lo cierto es que los postulados del cofundador de Podemos ya van en el acuerdo firmado por el Gobierno de coalición
Lo último que sabemos es que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, dio un portazo a la propuesta aludiendo a que los niveles de competitividad y productividad de España impedían siquiera proponerse una semana de estas características
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Madrid
Después de la presión sanitaria, después de la tremenda batalla política por la gestión de la pandemia, llega la legislación y las propuestas para sacar a España de la grave crisis en la que lleva sumida desde hace meses. Al Ingreso Mínimo Vital, ese "nuevo derecho social" como lo bautizó Pablo Iglesias, ahora se une la propuesta que dejó caer en el Congreso de los Diputados el cofundador de Podemos, Íñigo Errejón. Lo cierto es que este postulado no es nuevo, de hecho viene en el acuerdo del gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Son muchas las voces que se han mostrado en contra de la semana laboral de cuatro días, sin ir más lejos el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, aseguró que en España la estructura laboral con estos niveles de competitividad y productividad impedían plantear una semana en la que se trabaje menos y se cobre lo mismo.
A nivel internacional, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, también propuso una semana laboral de cuatro días porque, según ella, "han aprendido mucho durante la pandemia" y la flexibilidad que permite trabajar 32 horas semanas se ha traducido en una mayor productividad. Lo cierto es que hay algunos ejemplos exitosos en varios países de todo el planeta, pero suelen corresponderse con acuerdos a los que llegan los empleadores y los empleados. Hablamos en 'Hora 25' con Moisés Martín Carretero, economista; María Álvarez, una empresaria que defiende la semana laboral de cuatro días y Enric Nomdedeu, secretario autonómico de Empleo de la Comunidad Valenciana.
La viabilidad
Moisés Martín Carretero ha asegurado que no es una medida que se pueda generalizar e imponer por decreto, aunque abre la puerta a que haya formas de flexibilización del trabajo que permitan aumentar la productividad.
No es viable si la queremos generalizar. Creo que tenemos otros problemas mucho más relevantes. Reducir la jornada laboral en general sería un paso equivocado. Esto no obsta a que puede ser interesante pensar en formas de flexibilización del trabajo pero siempre de forma paulatina y viendo los efectos. No me parece que tenga que hacerse por ley.
El planteamiento de Iglesias parte de una visión muy cortoplacista porque pretende repartir el trabajo. El trabajo depende de la productividad entre otros factores. Hay que incrementar la productividad y luego pensar en reducir la jornada laboral. El trabajo no es algo que se reparta, es algo que depende de muchos factores. Repartir lo que tenemos me parece un error, no creo que la propuesta tenga que ser así.
Yo diría que Errejón tiene razón en una cosa. La productividad ha crecido por hora. Y si estamos pensando en un proceso a largo plazo esta medida es positiva. La pregunta ahora es si en este preciso momento hay que implementarla o en los próximos años. Hay que empezar a probar. Las empresas que lo han hecho ha resultado positivo, pero claro, aquellas que podían permitírselo.
Tenemos muy pocas experiencias en otros países porque son a nivel firma (empresa) Sin que se haya madurado como se traduce esto en materia de productividad. A medio plazo se han terminado revirtiendo. Es un error que esto cree empleo persé, sino cómo las empresas son competitivas. La propuesta fundamental es cómo podemos generar modelos de trabajo más productivos y que generen competitividad en las empresas.
La experiencia de María es muy positiva. Lo que aprendo es que la reducción de jornada viene acompañada de un cambio en la organización. Empresas que podemos pensar que son poco productivas con un cambio de organización pueden dar saltos de productividad muy grandes y eso repartirlo. Deben ir de la mano.
Las experiencias de cuatro días
María Álvarez es empresaria y en su empresa han hecho una firme apuesta por la jornada laboral de cuatro días mediante una inversión en cosas que aumenten la productividad como la tecnología.
En nuestro caso ha sido necesario hacer que la jornada laboral sea de cuatro días. Al final lo que hemos hecho es de la necesidad virtud. Hemos revolucionado la productividad y el modelo de organización de la empresa. Es una medida definitiva. Al final lo que hemos hecho es introducir tecnología, reducir los procesos y no sustituir a las personas. Va a ser un año en el que facturemos menos. La baja productividad no es de los trabajadores, sino de la organización empresarial. Todos los trabajadores trabajan un máximo de cuatro días en jornadas continuas. Hablamos mucho de la necesidad de construir otros puestos de trabajo.
Lo que hemos hecho es invertir en cambiar nuestro modelo productivo. Lo que pedimos es que se apoye y se incentive el incremento de la productividad a través de la tecnología. Es verdad que en las PYMES la cultura del riesgo o del cambio no está tan asentada.
Las autoridades públicas empiezan a probar
Enric Nomdedeu va a ser uno de los responsables públicos que prueben mediante una pequeña inversión la jornada laboral de cuatro días, siempre desde el diálogo social y sin perder de vista la productividad.
Tenemos la obligación de reflexionar acerca del mercado laboral. Es verdad que hay que pensar en cómo afrontamos los problemas de desempleo. El Banco de España nos ha pedido que seamos prudentes y lo estamos haciendo a través de cambios estructurales en la Comunitat Valenciana. Hay que pensar siempre en la mejora de la productividad. No es una medida para crear empleo.
Es una cantidad modesta de inversión, que además se va a hacer de la mano de los agentes sociales. Sindicatos y patronal. Con este dinero pretendemos incentivar cambios estructurales y organizativos en las empresas, pero siempre voluntariamente. De la misma manera que incentivamos cambios laborales, por qué no vamos a cambiar otras cosas. Las empresas que participarán serán voluntarias. Todo lo que hacemos es desde el diálogo social. Estamos muy lejos de querer hacer esto por decreto.