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Un derecho humano convertido en mercancía: los peligros de que el agua cotice en bolsa

La especulación con el agua es un escándalo, en palabras del relator de la ONU Pedro Arrojo, que defiende la imposibilidad de fijar los valores de este bien declarado un derecho humano

Punto de Fuga: "El agua en la bolsa" (12/12/2020)

Punto de Fuga: "El agua en la bolsa" (12/12/2020)

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Como el petróleo, el trigo u otros productos alimenticios, el agua comenzó a cotizar en la Bolsa de Wall Street el pasado lunes, con la diferencia de que se trata de un recurso esencial para la vida.

Para Pedro Arrojo, Relator Especial de la ONU para los derechos humanos al agua y al saneamiento, es un “escándalo”, no solo que cotice en bolsa, sino que lo haga en los llamados mercados de futuros, el mayor espacio de la especulación financiera.

En 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, ya se había dado entrada a los grandes bancos en esos mercados, recuerda Arrojo, y entonces “la banca descubrió las posibilidades de negocio de la especulación con alimentos”, en la que hicieron grandes inversiones logrando, por ejemplo, en pocos meses, multiplicar por cinco el precio de un producto tan necesario para la alimentación como el trigo.

Como resultado de estas especulaciones en los mercados de alimentos en 2008, “el balance global de la alimentación de todo el mundo eleva su precio en un 80%”, asegura el relator. La hambruna creció entonces en más de 250 millones de personas.

El peligro de estos mercados, dice Arrojo, debería ser suficiente para alejar de ellos un bien como el agua, cuyo acceso se ha declarado un derecho humano y que es un bien público de interés general, “no una mercancía”.

Los defensores de la presencia de los derechos del agua en los mercados financieros argumentan que facilita la gestión y certidumbre de los agricultores, y evita el desperdicio de los recursos hídricos, ya que los excedentes pueden comercializarse en el mercado. Pero el relator insiste en que “el mercado no sabe administrar valores como los del agua, que no son sustituibles por dinero”, y defiende la gestión del agua a través de “una buena tarifación y organización regulada y pública para cubrir los objetivos en el rango ético al que corresponde cada tipo de uso”.

Las presiones para llevar el agua a la bolsa llevan dándose mucho tiempo, asegura Arrojo. Un negocio que se da por la gestión insostenible de los recursos hídricos que hacen que escasee. Según datos de Naciones Unidas, 2.200 millones de personas en el mundo carecen de acceso a agua potable.

 
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