Los españoles que construyeron Estados Unidos
Andrés Barba publica su última novela en Anagrama
'Vida de Guastavino y Guastavino', de Andrés Barba
26:06
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Madrid
Eran padre e hijo. Rafael Guastavino, el padre, había nacido en Valencia en 1842. Tal vez el hecho de haber nacido en la capital del Turia, con su pasión por el fuego, fue lo que hizo que se pasara buena parte de su vida buscando materiales ignífugos para la construcción. Y encontró la fórmula: buena parte de los edificios construidos a finales del siglo XIX y principios del XX en las grandes ciudades norteamericanas llevan su firma.
Guastavino no era arquitecto, era constructor, y se valió de las fórmulas que había conocido en la construcción tradicional (con orígenes romano, árabe y medieval). El Museo Smithsonian de Washington, la Grand Central Station de Nueva York o la Catedral de San Juan, también en Nueva York, son parte de su legado.
Aunque el padre se lleva la fama, fue el hijo, también llamado Rafael, quien ejecutó buena parte de los proyectos por los que fue conocida la empresa familiar. Otro de los elementos que sustentaron el éxito de la empresa fue la utilización del cemento Portland. Ese éxito perduró hasta que el hormigón se convirtió en el rey de los materiales de construcción.
Las vidas de padre e hijo fueron muy ajetreadas. El padre, tras "dar el braguetazo" en Barcelona, estafó unos 40 mil dólares para poder iniciar la aventura americana. Dejó en España mujer y tres hijos (que se trasladaron a Argentina) y se mudó al Nuevo Continente en compañía de su hijo pequeño, su amante y las dos hijas de esta.
La recomendación de Óscar López en esta ocasión es la trilogía "Los ojos bizcos del Sol" de Emilio Bueso (Gigamesh).