Un reinado a la defensiva
La única posibilidad de que el caso del rey emérito no afectara seriamente a la monarquía sería que el asunto acabará pronto. Sin embargo, no creo que sea esto lo que vaya a ocurrir
La opinión de Iñaki Gabilondo. / CADENA SER
Madrid
La única posibilidad de que el caso del rey emérito no afectara seriamente a la monarquía sería que el asunto acabará pronto. Sin embargo, no creo que sea esto lo que vaya a ocurrir. Y no sólo por la persistencia de los interesados en mantenerlo en candelero, también por razones técnicas.
Un reinado a la defensiva
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Primero hay que desmenuzar ese concepto conocimiento formal, que es el que ha de determinar si con los 680.000 euros de la regularización el asunto concluye o no concluye. Regularizó antes de que se abrieran diligencias, sí, pero después de ser avisado por la Fiscalía de que iba a ser investigado. A simple vista, este aviso elimina toda espontaneidad y la espontaneidad es requisito exigido para aceptar la regularización. Pero no soy yo quien debe dilucidar ese extremo. Para enredar más la madeja hay precedentes contradictorios.
Estos días se están recordando casos bastante similares, con tratamientos diferentes, varios de ellos muy notorios. Cristiano Ronaldo y Messi se sentaron en el banquillo. A Emilio Botín se le aceptó la regularización. Esta ambigüedad en la jurisprudencia puede proporcionar combustible de gran poder incendiario para la polémica pública y a los efectos de lo que esta mañana quiero subrayar, dificulta un final rápido y más aún si se sigue el camino que abre el pueril intento de algunos de pinchar el robo del escándalo invocando el legado histórico del rey emérito.
Porque ni el legado es el tema, ni el legado tiene peso alguno en materia fiscal. Ninguna sanción fiscal se ha rebajado nunca a nadie y menos anulado por méritos contraídos en el pasado. Apuntar en esa dirección es absurdo y además ensancha el debate y lo prolonga. Y es lo último que puede interesar a quienes dicen querer evitar que los problemas del rey emérito alcancen a la institución. Aunque la verdad es que la alcanzaron hace tiempo. Y he aquí una prueba que se menciona muy poco: como consecuencia de la conducta del emérito, el reinado de Felipe VI desde su primer minuto está siendo un reinado a la defensiva, más pendiente de no cometer errores que de definir su papel.