Trump: reflexiones y cuenta atrás
"Hay millones de norteamericanos que han comprado el relato del fraude electoral y el negacionismo pandémico. Y eso, se mire por donde se mire, es una auténtica bomba de relojería", la opinión de Carles Francino
Madrid
La vida tiene a veces paradojas muy llamativas. Hoy, en apenas unas horas, el colegio electoral de Estados Unidos dará el penúltimo empujón -empujón democrático- para sacar a Donald Trump de la Casa Blanca. Y lo hará el mismo día en que comienza a distribuirse por todo el país la primera vacuna contra el covid. La coincidencia tiene miga, porque fue su nefasta gestión de la pandemia lo que precipitó la derrota electoral de Trump, aunque él confiaba en que la vacuna llegara antes de las votaciones para dar un vuelco a las encuestas, cosa que finalmente no ocurrió. Y tampoco le ha funcionado a Trump el bombardeo de recursos denunciando un supuesto robo de votos a gran escala, que ningún tribunal ha acreditado.
Aunque de una cosa sí le ha servido toda esa ofensiva: Estados Unidos, que acumula 300.000 muertos por la pandemia y 16 millones de contagios, se encuentra más polarizado que nunca; de hecho, alguna gente ya se ha liado a guantazos este fin de semana en Washington, porque hay millones de norteamericanos que han comprado el relato del fraude electoral y el negacionismo pandémico. Y eso, se mire por donde se mire, es una auténtica bomba de relojería.
En fin, el legendario periodista, Bob Woodward, dice hoy en una entrevista en ‘La Vanguardia’ que los historiadores hablarán de Trump durante cien años. Y no me extraña. Pero dice algo para mí más importante aún, y que no sólo afecta a Trump o a Estados Unidos: dice que la política y el periodismo están colonizados por las emociones, entre ellas la rabia que produce el adversario. Y que habría que intentar rebajar eso. Yo no puedo estar más de acuerdo, pero… ¿alguien sabe cómo se hace?