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Bajo Ulloa: "Ver una película en un teléfono móvil es parte de la dictadura en que vivimos"

Después de cinco años, el director vuelve al cine con 'Baby', una fábula o cuento gótico sobre una madre adicta a la heroína que vende a su bebé

Momento del rodaje de Baby, película de Juanma Bajo Ulloa / FESTIVAL FILMS

Madrid

Fue uno de los cineastas de autor de los años noventa. Gracias a películas como La madre muerta o Alas de mariposa, con la que ganó la Concha de Oro en San Sebastián. Juanma Bajo Ulloa es un director con un universo muy definido, por su estética, siempre con la naturaleza de fondo, y por sus temas: la maternidad, el amor, la vida, la muerte. Después de cinco años vuelve al cine, pero esta vez no con una comedia gamberra; sino con Baby, una fábula o cuento gótico sobre una madre adicta a la heroína que vende a su bebé.

Cinco años después vuelves con Baby, una propuesta muy significativa, sin diálogos, solo con el llanto del bebé, ¿por qué esa necesidad de volver a un cine puro, casi mudo?

Hay mucho detrás de esa decisión. Es una película muy simbólica y hay mucho que interpretar. La voz del bebé, que puede significar la vida, llorando y no siendo atendido, con esa necesidad de vivir y esa agresión del ser humano. La película ha ido prescindiendo de aquellos elementos que no eran realmente imprescindibles, que muchas veces nos encontramos con narraciones que nos tratan como tontos o que son redundantes y no confían en el espectador. Creemos que el espectador es un ser inteligente, con capacidad de interpretar, y como tal le trato. Claro que hay un homenaje al cine puro. El cine tiene sus propias herramientas narrativas, que son extraordinarias, la imagen, la interpretación, el vestuario, la música, el sonido, los susurros, la luz… Todo eso cuenta una historia y esta película cuenta una historia sencilla, una historia de amor. Luego hay más interpretaciones, claro.

Es una película que habla de la maternidad, un tema presente en tu cine, pero ¿también sobre las segundas oportunidades?

Todo ello se puede describir como la lucha por la vida. La maternidad no deja de ser el potencial de crear vida, que no es la creatividad, sino la creación. A la naturaleza le llamamos madre naturaleza por algo y eso es a lo que ahora mismo nuestra sociedad está enfrentada, a esa vida. Estamos poniéndola en duda, a la propia biología, atacándola y agrediéndola permanentemente a ese organismo que somos todos. La película habla de eso, de esa capacidad para crear, de esa lucha entre la vida y la muerte. Es un tema que se repite porque es el tema principal, en realidad no hay otro, los demás son ruido de fondo. Eso y la importancia que tiene el amor, los monstruos que puede crear la falta de amor y los monstruos que genera. Lo importante que es amarnos a nosotros mismos y luego a los demás.

En La Madre muerta y en Alas de mariposa había elementos de los cuentos de hadas, pero ahora en Baby hay muchos más, ¿por qué?

Creo que en los cuentos y amo los cuentos porque son esenciales, van al alma humana, a los anhelos, a los miedos del ser humo. Eso ha estado en todas mis películas más personales, en La madre muerta, Alas de Mariposa o Frágil y en Baby. Por eso los cuentos han trascendido, porque no se ubican en una época determinada, ni en una ideología; simplemente hablan de temas que van al subconsciente, por eso son tan interpretables. Por eso en todo totalitarismo, como el que estamos ahora, quieren ser censurados. Como narrador que quiere ir a la esencia, la base y el ejemplo lo encuentro en los cuentos.

Son todos personajes femeninos los que planean en la película, ¿por qué esta decisión?

En realidad ha ido ocurriendo. Igual que cada vez ha ido ocurriendo que fuéramos teniendo menos elementos, menos personajes, menos decorado, menos texto. Con esa idea de prescindir de los que no fuera absolutamente necesario. De hecho, había hasta figuración al principio en algunas escenas, me di cuenta de que no la necesitaba y la eliminé. En esa intención en ir a lo esencial, dejé muy pocos personajes y esos personajes representaban un universo femenino, puesto que hablo de la creación. El potencial de la creación es femenino. Hombres y mujeres pueden tener creatividad y solo las mujeres son capaces de dar vida. En esa necesidad de ir a la pureza de la historia, pues han quedado esos personajes. Pero claro, en Rambo solo había hombres.

¿Ha sido difícil levantar un proyecto como este?

Ya se ha convertido en una misión imposible, porque hay muchísimos condicionantes. Uno de ellos es, sencillamente, que se está adoctrinando al espectador y se le está convirtiendo en consumidor. Solo se busca de él su capacidad de consumir y no la de reflexionar o cultivar el criterio. La industria y los poderes y los estados fomentan eso. El creador que tiene algo que decir y que pretende una libertad de expresión real, tiene grandes problemas para llegar. Los creadores que ahora mismo están trabajando con gran libertad de creación, son los creadores del sistema, están en el mismo dogma e ideología que el sistema. Cuando no estás ahí, es cuando comienzan los problemas. Por eso tenemos un espectador cada vez más incapacitado y a una industria que evita que se tenga un pensamiento único. Las obras de libre creación viven el peor momento que yo recuerdo.

Y las plataformas, ¿qué papel juegan en todo esto?

Me he descubierto a mí mismo viendo una película o una serie y al día siguiente olvidarla completamente. No recordaba ni el argumento, todas son iguales, se parecen a todas. Están bien hechas, pero no dejan ningún poso. Esa es la intención, la de tener ese tipo de consumidor o ciudadano que no piensa y que está conectado a una pantalla. Eso no quita para que las plataformas tengan grandes obras y sean una manera de verlas. Con ese tipo de obras que no dicen nada y encima se ven en el móvil es parte de esa dictadura perfecta. Yo hago distinciones entre usar y amar. Ir al cine para mí es amar esa película. Ver una película de mala manera es usarla, llenar un vacío de cualquier manera. Es como el tiempo, no somos capaces de estar con nosotros mismos y tenemos que llenar nuestro espacio y nuestro tiempo.

Tu cine tiene muchas metáforas visuales, en esta ocasión los animales y las evocaciones, ¿qué has intentado mostrar en ellas?

Incluso los animales y las criaturas que aparecen en la película tienen una interpretación dependiendo de la cultura. En la nuestra, la cigüeña trae a los niños, la araña que teje la tela habla de la inteligencia… Mi idea ha sido la de sugerir y que el espectador se convierta en protagonista. Que pueda salir de ver la película y tenga un debate, que se lleve a casa esas imágenes. No era la idea dar una interpretación mía y a ver si aciertan. Yo tengo las mías y muchas veces luego la gente me ayuda a entender muchas imágenes que yo he creado y que no sé por qué. Cuando uno hace cine racional, viene de la mente y la percepción formal, de las máquinas, por eso el cine digital de ahora; pero cuando surge de las vísceras, de la emoción no siempre sabes por qué lo haces. Necesitas hacerlo, sacarlo, pero no sabes por qué.

Antes mencionabas tus películas más personales, pero también eres el artífice de una comedia taquillera que marcó a generaciones, como Airbag, ¿qué ha significado en tu carrera este título y este éxito?

Significa mostrar también que un creador puede tener un lado reflexivo, personal, autoral, intimista y puede ser un gamberro al mismo tiempo. Es compatible y no pasa nada. Yo todo lo que he hecho son cosas que echo en falta. Cuando hice alas de mariposa tenía algo que contar, yo quería ver eso en la pantalla y como no me lo contaban, lo contaba yo. Con Airbag me pasó eso, quería hacer acción, gamberrismo, comedia. Y dije todas las gamberradas del sábado por la noche con los amigos, las voy a poner ahí. Todas las personas tenemos muchas aristas y yo voy mostrando algunas.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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