Como la vaca que mira al tren
La vacuna, la noticia más esperada del año comenzará a distribuirse dentro de cinco días. Pero no es la primera noticia del día porque se la come la tercera ola de la pandemia, que tampoco es la primera noticia del día porque se la come la lotería que tampoco aguanta en cabeza
La voz de Iñaki Gabilondo. / Iñaki Gabilondo
Madrid
La vacuna, la noticia más esperada del año comenzará a distribuirse dentro de cinco días. Pero no es la primera noticia del día porque se la come la tercera ola de la pandemia, que tampoco es la primera noticia del día porque se la come la lotería que tampoco aguanta en cabeza porque empuja el próximo mensaje del rey, mientras que la inminencia del brexit bracea para no pasar inadvertida y otros grandes asuntos con peso para ser el gordo informativo se convierten en pedrea de esa que se busca con lupa en páginas interiores.
Como la vaca que mira al tren
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Este atropello de acontecimientos que nos llegan empujándose unos a otros nos impide interpretar lo que vemos como la vaca que mira al tren de alta velocidad. O sea, que sabemos que están pasando cosas que no conseguimos entender.
A la fugacidad de los hechos, hemos de añadir la histeria de esta sociedad acelerada en la que los veredictos llegan antes que las pruebas y que se aburre de todo lo que no se resuelva en un plis plas.
No hay mejor cómplice del populismo que esta sucesión de noticias relevantes que despachamos sin haberlas comprendido, sin haberlas comprendido. Pero, eso sí, habiéndonos tatuado en el cerebelo unos criterios firmísimos sobre ellas y que estamos dispuestos a defender con uñas y con dientes.
En estas condiciones, todo debate público está condenado a naufragar en cualquier parte del mundo y es especialmente peligroso en un país como el nuestro, que ha puesto sobre la mesa a la vez con grave exaltación y mucho desorden los más fundamentales: modelo de Estado, modelo territorial con Cataluña abierta en canal, modelo de crecimiento, modelo educativo, renovación de órganos constitucionales.
A la hora de los balances de fin de año, el volumen de la cartera de asuntos pendientes asusta y más asusta la fiereza de la controversia en torno a ellos.