Divorcios en pandemia: cuando querer no es poder
María Dolores Lozano, presidenta de la Asociación de Abogados de Familia, explica en La Ventana cómo la crisis económica y la incertidumbre laboral está impidiendo que se materialice la avalancha de consultas para divorciarse registrada tras el confinamiento: 'La mayoría de la gente está a la espera de poder mejorar su situación económica para dar el paso'.
Un estudio de la AEAFA constata el aumento de de peticiones para modificar la cuantía de pensiones de alimentos y los conflictos entre parejas separadas por seguir pagando colegios privados, actividades extraescolares o tratamientos de ortodoncia no financiados por la Seguridad Social
Divorcios en pandemia: cuando querer no es poder
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Madrid
Una cosa es querer y otra poder. Lo constata la última encuesta de la Asociación de Abogados de Familia sobre los divorcios en esta pandemia. Por un lado se han incrementado mucho las consultas para divorciarse tras el confinamiento pero en la práctica son una minoría las que se han acabado materializando. Y la razón fundamental de esa divergencia entre las cifras son los problemas económicos, o dicho de otro modo, la crisis está frenando la avalancha de rupturas que se auguraba tras el primer estado de alarma. Es algo que los abogados de familia constatan desde hace años pero que se ha agudizado especialmente durante esta crisis, como nos ha contado en La Ventana la presidenta de AEAFA, María Dolores Lozano.
'Muchas personas se han quedado en el paro, o están en ERTE, o han tenido que cerrar sus negocios, los ingresos se han reducido mucho y eso hace imposible afrontar los gastos que conlleva un divorcio. Para empezar, uno o los dos miembros de la pareja deben abandonar la casa, y los alquileres están por las nubes. Y no sólo eso sino que cada vez te exigen más avales, nóminas, estabilidad para firmar esos contratos de alquiler. Así que la mayoría digamos que está a la espera, esperando a que su situación económica mejore o se estabilice para poder iniciar los trámites'.
En AEFA calculan de media que por cada cien consultas plantaeadas en sus despachos en estos últimos meses, apenas un 25% ha acabado en un divorcio efectivo. El restante 75% sigue a la espera y no a la espera de recomponer la relación sino de poder afrontar económicamente la ruptura.
La misma razón de fondo es la que hay detrás del aumento en las peticiones para modificar las medidas definitivas entre parejas ya divorciadas. Un 53% de los 2.500 abogados de familia que han participado en este estudio reconocen haber recibido demandas en este sentido, sobre todo para reducir la cuantía ya establecida de las pensiones alimenticias y compensatorias.
A otro nivel, esos problemas económicos derivados de la pandemia están incrementando también los desacuerdos entre parejas divorciadas por el pago de los colegios privados, actividades extraescolares o tratamientos de ortodoncia, por ejemplo, que no están financiados por la Seguridad Social. No son pocos los padres y/ o madres que se están planteando el cambio de sus hijos a un centro escolar público o la cancelación de otro tipo de servicios que hasta pagaban a medias pero que ahora alguna de las partes no puede afrontar por la caída de sus ingresos.
La presidenta de AEAFA también nos ha confirmado el aumento de las peticiones de custodia compartida. 'Es un tipo de régimen que ya se venía consolidando con claridad entre los padres divorciados, pero ahora el fenómeno del teletrabajo, el hecho de que los niños hayan estado más en casa han provocado una percepción diferente de este tipo de custodia'.
Otra de las consecuencias negativas de la convivencia forzosa que ha impuesto el confinamiento ha sido el incremento de los casos de violencia. 'Y no sólo violencia de género, también violencia de hijos a padres, de adolescentes hacia sus padres o de personas adultas hacia sus progenitores ya mayores. En este sentido también estamos notando cómo hay un aumento del número de ancianos que nos vienen a los despachos para realizar cambios en sus testamentos para no favorecer a los hijos que consideran que se han desentendido de ellos durante esta crisis', explica Lozano.
'Son situaciones con una gran carga emocional las que vemos a diario los abogados de familia. Me temo que la caja de kleenex es un elemento que no puede faltar en nuestros despachos'.