El sueño de san José: un gesto cotidiano con algo de sagrado

Nos fijamos en la pintura al óleo de Georges de La Tour que se encuentra en el Museo del Arte de la ciudad francesa de Nantes

El sueño de san José: un gesto cotidiano con algo de sagrado

El sueño de san José: un gesto cotidiano con algo de sagrado

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Madrid

Hoy viajamos a Nantes, en Francia, para entrar en el Museo de Arte de esta ciudad francesa y situarnos delante del “Sueño de san José”, una pintura al óleo de Georges de La Tour pintada en el primera mitad del siglo XVII.

¿Qué estamos viendo?

La magia de la luz convertida en un milagro. La fascinación del pintor por una simple una vela encendida en una habitación completamente oscura. Como el mundo entero se crea a partir de esa débil llama que centellea e ilumina a dos figuras: un anciano que se ha quedado dormido leyendo a la luz de la vela y una chica joven (quizá su nieta) que se acerca despacio y con la mano está a punto de tocar el brazo del hombre para despertarlo (para acompañarlo a la cama).

Un gesto cotidiano: alguien se ha quedado dormido leyendo (o podría haberlo hecho mirado la televisión) y un familiar que viene a buscarlo (a despertarlo) para llevarlo a la cama. La escena es esta y ocurre en muchas casas todos los días, ahora bien, la atención en cómo lo ha representado el pintor, dónde ha colocado la llama encendida, el gesto de la chica que con el brazo oculta la llama, el centro luminoso, la fuente de luz, convierte este gesto cotidiano en algo sagrado.

¿Tiene una lectura sagrada el cuadro?

El título nos dice que estamos viendo “El sueño de san José” que según la tradición es la aparición que tuvo san José en sueños, mientras dormía, se la apareció un ángel.

Y, realmente, así podemos “leer” el cuadro: como una aparición milagrosa de esta chica joven, que podemos llamar ángel aunque no lleva alas ni nada que lo indique.

Y esto es lo extraordinario de Georges de La Tour, que consigue dotar al gesto cotidiano real, cercano, de una nieta despertando a su abuelo, con el aura de la aparición. (Se ha hablado de “religiosidad laica” para las obras de La Tour).

Esta pintura tiene mucha más fuerza y presencia que cualquier otra representación tradicional de “El sueño de José” donde normalmente se representa a José dormido y un ángel con alas (y nubes doradas) volando sobre su cabeza (por ejemplo, en la versión de Vicente López, 1805, que hay en el Prado).

La magia de una aparición es este cuadro de La Tour, una de las obras de arte más impactantes que he visto en mi vida.

¿Cómo es verlo en directo?

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Para mí fue una aparición “real” porque no sabía que me iba a encontrar este cuadro. Fue uno de esos momentos únicos de puro asombro, cuando descubrimos algo inesperado que nos atrapa por su belleza y que por unos instantes detiene el tiempo: la luz de un atardecer que vemos de repente al levantar la mirada, un violín que alguien toca en la calle y detiene nuestros pasos, o en este caso, un cuadro mágico que descubrí al cruzar la puerta de uno de las salas del museo de Nantes. Allí, al fondo de la sala, estaba este cuadro, con esta luz única, con el brazo de la chica ocultando la llama creando un aura de misterio, de paz, de quietud.

No había casi nadie en el museo y recuerdo acercarme a la pintura despacio, con sigilo, como si mis pasos pudieran despertar al anciano y romper la magia del instante. Para mirar esta pintura hay que acercarse como se acerca la chica y asomarse al milagro de la pintura: porque esa luz que ilumina la escena, esa llama encendida, en realidad es solo pintura aplicada sobre un lienzo. Pigmentos uno al lado del otro capaces de iluminar la visión de la sagrado.

Siguiendo la “lectura” del episodio bíblico: ¿qué le dice el ángel a José en sueños?

El ángel le advierte a José que Herodes va a decretar la matanza de los inocentes: va a ordenar matar a todos los niños menores de dos años para asegurarse que entre ellos muere Jesús. El ángel le dice a José que debe huir a Egipto con el niño y su esposa, María, para que los soldados de Herodes no les encuentren. Es la intervención divina que salva la vida de Cristo.

Según la tradición, este sueño ocurrió más o menos ahora, por estas fechas, después de Navidad, después de la visita de los Reyes Magos. Fueron los Reyes quienes le dijeron a Herodes que habían visto una estrella que anunciaba el nacimiento del “rey de los judíos”. Herodes quería encontrar al niño y les pidió a los Reyes que después de adorarlo volvieran a decirle dónde estaba para poder ir él también a adorarlo (en realidad quería matarlo).

Fue también un ángel quien se apareció en sueños a los tres Reyes y les advirtió, igual que a José, de las intenciones de Herodes y que debían volver a Oriente por otro camino.

Herodes, Mateo, los niños y los Magos
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¿Quién fue Georges de La Tour?

Georges de La Tour es un pintor fascinante, la pintura de Nantes seguramente es una de sus obras maestras, pero toda su producción, de la que conservamos unos 40 cuadros, es asombrosa.

Sus obras de juventud eran temas populares, figuras de hombres y mujeres en primer plano, comiendo, peleándose o leyendo atentamente un papel que se acercan a los ojos.

Tiene obras muy influenciadas por Caravaggio, como los jugadores de cartas o “La adivina” del MET, pero con colores claros y brillantes: una luz cristalina.

La buenaventura, de Georges de La Tour

La buenaventura, de Georges de La Tour / VCG Wilson/Corbis via Getty Images

La buenaventura, de Georges de La Tour

La buenaventura, de Georges de La Tour / VCG Wilson/Corbis via Getty Images

Sin embargo, al final de su vida se dedicó exclusivamente a sus cuadros nocturnos, sus “noches” como se llamaron en su época, a la que pertenece el cuadro de Nantes.

Cuadros todos ellos de interiores oscuros iluminados por la luz de una única vela, siempre muy pocas figuras: una o dos alrededor de la llama encendida. Y en casi todos los casos la escena cotidiana (una mujer ante el espejo, un hombre leyendo, alguien encendiendo o soplando una vela, o una madre con un niño en brazos que está en Rennes, en otro museo de Francia, que se llama “El recién nacido” donde la luz de la llama que otra mujer protege con la mano es tan mágica que inevitablemente se interpreta como el nacimiento de Cristo pero también es la luz, el alumbramiento de todo nacimiento.

El recién nacido, de Georges de La Tour

El recién nacido, de Georges de La Tour / Leemage/Corbis via Getty Images

El recién nacido, de Georges de La Tour

El recién nacido, de Georges de La Tour / Leemage/Corbis via Getty Images

 
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