Juan Diego Botto: "Lo doloroso del desaparecido es que delega en los seres queridos la decisión de matarlo"

Madrid

Juan Diego Botto se pone 'Federico' de seudónimo. Su vínculo con Lorca se materializa en su última función, 'Una noche sin luna', pero hay otra persona con ese mismo nombre, el gran Federico Luppi, que no puede obviar en esta conversación con Mara Torres y con el que acaba reencontrándose. "Lo echo de menos siempre", explica. Esta entrevista empieza, como todas, desde un mar. Para él fue, inevitablemente, el mar del exilio que vio por primera vez con tres años. Su madre Cristina Rota, embarazada y junto a él y a su hermana María llegó a España huyendo de la dictadura de Videla que había convertido a su padre en esa determinación tan inconcreta y cruel del desaparecido. 

Es a ella, a su madre, a la que agradece una devoción por el teatro y la interpretación que vivió en su casa desde el primer momento. Recuerda que antes de abrir la Sala Mirador, y la escuela, Cristina Rota daba clases de interpretación en el salón de su casa. Allí oía recitar y se aprendió obras de la dramaturgia universal de memoria. "Mi madre lidió muchos años con la escasez, se hizo cargo del dolor y aún así nos vestía de gloria", añade. Reconoce también de aquellos años un anhelo por parecer normales en una vida en la que aún no existía el mestizaje que ahora caracteriza Madrid y en la que quería "pasar desapercibido".

La suya es una historia que habla de muchas otras. Su familia huyó de Buenos Aires y tuvo que lidiar con el interrogante que la desaparición de su padre generó en sus vidas para siempre. Explica con una claridad y una dureza únicas cómo ha sido vivir esa realidad toda su vida. "Una de las cosas más dolorosas del desaparecido es que delega en los seres queridos la decisión de matarlo. Tienes que decidir que vas a dejar de esperar", añade.