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Luis Vives, el filósofo valenciano que defendió la sanidad pública

El filósofo José Luis Villacañas publica la biografía de Luis Vives, humanista valenciano que defendió la sanidad pública en el siglo XVII, la idea de una europa igualitaria y unida y la política de consenso

Imagen de archivo de José Luis Villacañas / CEDIDA

Sorprende que un intelectual como Luis Vives no se conozca...

En Valencia se conoce más, pero no había un libro así, que pudiéramos decir, quiero enterarme, no solo de Luis Vives, también de la vida valenciana de la época y de las grandes relaciones internacionales y movimientos de ideas europeos. Verdaderamente es un tipo en que todo se cruza. Es sorprendente, que una persona que por una parte es un perseguido, que no tiene sitio, ni lugar, pero cómo ese no tener lugar acaba siendo el lugar por el que se cruza un montón de gente central. Desde el rey de Inglaterra, el Papa, el emperador, todas las ciudades de losases bajos. Es muy impactante.

España es un país que no ha estudiado, a través de biografías, a sus figuras importantes, salvo a los reyes, ¿por qué?

Es una política de la memoria muy rara, pero que básicamente sigue al pie de la letra una divisa, un refrán maquiavélico, que dice que las élites son aquellas que no dejan que se escriba su biografía. Creo que este sentido de mantener sin memoria, sin conocimiento, sin transparencia lo que ha constituido la vida de nuestras élites, nos da una idea de la conciencia de ilegitimidad que muchas de ellas han tenido y no quieren que se conozca ni se sepa. En este sentido, no tener grandes biografías que nos digan de forma clara lo que era la gente en el día a día, con quién se veía, con quién hablaba, es la otra cara de tener una relación con el pasado completamente ilusa, alucinada, propagandística y basada en la propagación de mentiras. Esta doble circunstancia va unida y la biografía es la forma básica de la historia que nos cuenta la realidad de la gente. Es muy difícil engañar cuando se conoce una biografía al pie de la letra. Si tu quieres disponer de un pasado propagandístico, basado en una grandeza fabricada y todas las marrullerías posibles para lograrlo, pues tienes que evitar conocer el día a día de tus grandes hombres, de tus hombres representativos porque ahí quedarían retratados de un modo irrefutable.

Para algunos hoy en día Vives no sería un español completo, de hecho toda su obra está atravesada por eso, por su condición de descender de una familia judía...

Es muy interesante porque en el fondo ha sido un escándalo para todo el mundo. Repara en que, por supuesto, excepto los inquisidores y los valencianos de su misma generación, se tuvo necesidad de romper completamente toda idea de que Vives era judío. Todo el mundo aceptaba que era un gran hombre, un gran español, un gran humanista, pero desde la persona que más le admiraba que era el erudito Mayans, no podían reconocer que Vives era judío y tuvo que organizar una enorme genealogía de los Vives que vienen con la conquista para reconocer que Vives en el fondo era un hidalgo. Es muy importante que en la época del franquismo cuando Vives es reivindicado como el gran humanista español, porque Menéndez Pelayo lo admiraba, se tiene que impedir por todos los medios considerar que es un judío. Lo que es más importante de todo, es que cuando Palacios y Palacios descubre el proceso inquisitorial contra la madre y proceso contra el padre tiene coacciones violentas para no publicarlo. De tal manera que logra publicar el de la madre en los años 60 y dice que publicará el del padre, pero jamás se publica. Reconoce que es por coacciones, porque alguien que había intentando apropiase por Vives, como fue el Franquismo, no podía sumir que era uno de esos masones y judíos que habían destruido a Europa. Eso nos muestra la aspiración de la memoria española de sustentarse en fantasías y la incapacidad de incorporar los hechos históricos básicos.

Hay una persistencia de borrado que es parece constante en la historia española, por lo que explica

En torno al judaísmo, una de las aspiraciones de la Inquisición era que no quedara memoria de nada, eso se cumplió a rajatabla. Las élites españolas nunca han perdido la oportunidad de manipular y hacerse las propietarias de lo que quisieran y en el caos de Vives lo que hicieron fue borrar que era judío y cambiar lo que consideraron de sus escritos, de manera manipuladora, porque amo podemos suponer si hubo un hombre sensible a la pobreza, a la idea reconstruir hospitales públicos, etc, etc. Ese fue Vives y los intentos de apropiárselos del franquismo fueron superficiales, calamitosos y espurios.

Vives defendía el vivir sin querella, sin odio, si su figura y sus enseñanzas hubieran sido más centrales en España, ¿seríamos un país diferente?

Tenemos que preguntarnos y esta es la cuestión fundamental que quiero abordar en el libro, cómo se vive después que tu familia, siendo un niño de ocho años, la queman por ser fiel a la religión de sus padres. Cómo se vive cuando ves a tu padre desesperado. Hay fragmentos de Vives que son claramente autobiográficos y que muestra la desesperación de esas familias judías que están aterrorizadas porque alguien que les deba dinero, por ejemplo, les denuncie, y acaben con los huesos carbonizados. Cómo se vive cuando, para aliviarte de esto, te envían a estudiar a París y cada vez erres más famoso, más cercano a los reyes, publicas cosas, y cuando más famoso eres, más se ensañan con tu familia. Cuando estás a punto de que se traduzca en valencia el libro de El Socorro de los pobres, la respuesta de los inquisidores sea desenterrar los huesos de tu madre para hacerle un proceso y pierdes las pocas propiedades que te quedan. Cómo se vive que no puedas regresar a tu patria para sustituir la cátedra de Nebrija. Cómo se vive. Pues dice “Sin Querella”, ¡Cómo no puedes tener querella con un país que te ha hecho eso! Esa es la pregunta de la racionalización de Vives y la respuesta es propia de un filósofo. “Que cada uno arrastre su vileza y su mal y que cada uno sepa encontrar el motivo de su entusiasmo, el motivo positivo que le ancle a la vida”. Deja que cada uno se pudra en su mal y en su odio y él se centra en aquella actividad que le produce el entusiasmo de mantenerse anímicamente vivió, noblemente vivo, con la capacidad de pensar, amar y seguir recordando a los suyos como si fueran inmortales en su recuerdo. Este carácter positivo de vinculaste a la vida en aquello que sientes que llena tu alma es la condición de posibilidad de vivir sin querella. De otra manera, Vives, perdido en el laberinto de la negatividad y el odio, no hubiera salido porque eso acaba dominado. Nos da la lección propia de un filósofo que dice que la única manera de seguir en el mundo es vincularse a un ideal propio, de tal manera que te sientas digno para llevar a tu lado a los que quieres o a los que amas.

¿Hay una tradición de hombres no estudiados que podría ofrecernos otra visión de España?

Vives es la punta del iceberg de una gran tradición española que se ha olvidado, que se ha querido olvidar porque la Inquisición y las élites han querido que se olvidara. Es lo que yo he estudiado en muchos otros textos que es el republicanismo cívico castellano, barcelonés o valenciano del siglo XV, que estaba construido en una mentalidad republicana, en el sentido ciceroniano, donde le buen cuidado del hablar, la retórica, debía estar orientada en la producción de amistad cívica. El buen hablar, el buen escuchar en esas ciudades de la corona de Aragón estaba diseñada para producir el argumento como mediación, la costumbre arraigada de la ironía como una maestría en decir las cosas sin ofender. Todo esto formaba parte de un ideal que, en último extremo, manchaba al individuo vinculado al grupo, parte de un útero social que era preciso salvaguardar y proteger frente a todo. Vives es la huella viviente de este espíritu, que encuentra su afinidad con las ciudades igualmente basadas en ideales republicanos de los Países Bajos. Ya en España no podían hacerlo, pero su espíritu tradicional aprendido de su padre, de su tío puede desplegarse en ciudades que todavía seguían basadas en ese espíritu republicano. Si ese tipo humano, humanista en el sentido de ser eficaz comunicativamente sin herir a los demás, se hubiera mantenido en España, ahora no estaríamos recayendo una y otra vez a travesee los siglos en este tipo de teórica suciedad como comunidad. Por supuesto, la ausencia de referentes como Vives nos muestra hasta qué punto este país requiere el regresar a los momentos en que las cosas podían ser de otra manera. Por eso, yo la memoria la quiero ejercer, no con la república en el 36, sino mucho más lejos. Porque la Segunda República fracasa precisamente por no recordar esos momentos fundacionales, donde ese espíritu cívico fue quebrado, roto, de manera voluntaria para asegurar una dirección política sin oposiciones de ningún tipo. Por eso le dedico tantos esfuerzos porque es germinal respecto de los males subsiguientes de este país.

En sus tratados se defiende algo que nos lleva a un debate actual, como es el poder de una Europa unida e igualitaria, ¿es lo que lo conecta con la política de hoy?

Es fascinante cómo no es solo un problema español, también es un problema europeo, como la incapacidad para resolver problemas nos hace regresar permanentemente a ese momento inicial de la modernidad. Lo estamos viendo con los líderes europeos y su incapacidad para ordenar, medianamente, una política que conduzca a la igualdad y que conduzca a la vuelta a una normalidad anterior. Esto es debido a toda una serie de egoísmos nacionales, porque Inglaterra no quiere exportar vacunas, porque Estados Unidos dice que primero los americanos -también con Biden, hay que recordarlo- y Europa se muestra incapaz de llevar adelante una política unida, que es la que reclamaba Vives. Vives denunció de manera integrísima eso de que yo solamente puedo obtener mayor poder si elimino que mi vecino tenga poder. Es un juego de búsqueda de la megalomanía, que es lo que más detestaba Vives. O de búsqueda de la hegemonía de un país sobre otro, esa lógica imperial que Vives denuncia una y otra vez, tanto a en Enrique XVIII, como a Francisco I, como a Carlos V; porque, en el fondo, crear un Imperio es crear un castillo de naipes, que hace mucho ruido a desmoronarse. Esta forma suicida de mirar las cosas tiene que desterrarse de Europa de manera completa. Los europeos solo vamos a tener más poder, en la medida en que contribuyamos a que todos los estados tengan el mismo poder. Esto es la clave de la federación virtuosa de Kant, que como en tantas cosas su cosmopolitismo sirve a esa tradición que emerge del humanismo y de Vives. Tienen que entender los estados europeos que aumentará su libertad, cuando más aumente la libertad común. Aumentará su poder cuanto más aumente el poder común. De otra manera, estaremos siendo de nuevo víctimas de lo que ocurre en nuestras fronteras sin estar en condiciones de detenerlo, bloquearlo o condicionarlo.

Escribió El socorro de los pobres, donde apostaba por una sociedad más igualitaria y casi por la sanidad pública... 

Cuando publica El socorro de los pobres, inmediatamente, un converso instalado en Valencia, Pérez de Chincón, lo traduce al castellano. Cuando va el emperador a Valencia en1528 a reconciliarse con la ciudad, a la que había sometido a una reprensión muy intensa después de las germanías, este converso le presenta la traducción del libro al representante del arzobispo, que lo lleva al inquisidor y el inquisidor niega la publicación. Esa versión magnífica en un castellano magnífico de este traductor, no se ha editado en español hasta el año 2003 o 2004. Eso muestra cómo la historia ha quedado congelada. Las cosas relevantes que podían habernos llevado a un país de progreso, quedaron congeladas y solo se han conocido hace unos días como aquel que dice. Lo que había de revolucionario en el libro de Vives era que la atención a los pobres y a los desprotegidos tenía que ser un servicio público, no un servicio privado de las congregaciones y de la Iglesia. Porque la Iglesia generaba un sistema que no paraba de reproducir pobres y era un círculo vicioso. De modo que debía pasar todo ese patrimonio a manos de la ciudad, de la república, para que esa riqueza generara las rentas suficientes para ir a servicios público, ordenados, y que no existieran pobres. La Iglesia se basaba en esa sacralizado del pobre. Vives rompe con eso y dice que si Cristo dijo que el mal humano siempre producía pobres, no significaba que eso fuera bueno. Por tanto, lo que propone es mucho, es cambiar la concepción de una ciudad, de la pobreza y de la conciencia pública. Eso le llevó para que le consideraran como algo protestante. En este sentido, podemos decir que Vives es realmente un contemporáneo.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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