El caso de Valérie Bacot, la mujer que mató a su maltratador, y el debate sobre la legítima defensa diferida
El fallo tiene en consideración el síndrome de la mujer maltratada como factor decisivo para imponer la pena. Valerie Bacot, aunque culpable de asesinato, no irá a prisión por haber cumplido el tiempo requerido en preventiva
El caso Valérie Bacot
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Madrid
El 13 de marzo de 2016 Valerie Bacot apretó el gatillo. Estaba nerviosa, enfadada y asustada después de un encuentro con un cliente violento. Llegó al coche de su marido, que la obligaba a prostituirse, cogió la pistola que él tenía escondida entre los asientos, con la que siempre la amenazaba, y le disparó en la nuca. Así puso fin a la relación que había comenzado años atrás, cuando ella tenía 12 años, él era su padrastro y empezaron los abusos.
Ahora, Valerie tiene 40 años y el viernes recibió la condena de los tribunales franceses por aquel crimen: 4 años de prisión, de los cuales uno firme, que ya cumplió con la prisión preventiva. No volverá a poner un pie en la cárcel. La sentencia ha tenido en cuenta por primera vez el llamado "Síndrome de la mujer maltratada", para valorar un crimen que la ley no califica como asesinato en legítima defensa, pero que en cierto modo es el resultado de varias décadas de maltrato.
La psicóloga experta en violencia de género Barbara Zorrilla ha presentado informes forenses en juicios y reconoce que es muy difícil demostrar que la víctima ha sufrido malos tratos durante años porque muchas veces no hay señales físicas, solo un relato desestructurado. "Bacot era muy pequeña cuando empieza a sufrir los abusos y encima por parte de su padrastro, que supuestamente es alguien que le tiene que cuidar. Estos casos son muy graves, porque la niña está en un proceso de construcción de su propia identidad, se altera por completo su desarrollo. Por eso es muy importante que se haya tenido en cuenta este informe", explica.
La consideración de este síndrome como un factor decisivo al emitir el fallo sienta un precedente en Francia e incluso en España, afirma Teresa Pérez Cruz, abogada franco-española. La letrada ve en esta circunstancia un avance hacia el reconocimiento de la legítima defensa diferida, en los casos de violencia conyugal. Es decir, que se la acumulación de años de miedo, abusos y maltrato pueda ser considerada un eximente en caso de asesinato, cuando el crimen no se cometa durante una agresión, sino en cualquier otro momento. Circunstancia que ya supone un atenuante en el derecho anglosajón, más vivo y abierto a interpretaciones que el derecho continental, que se aplica en España, Francia o Italia.
El juicio de Valerie Bacot se ha celebrado una semana después de que tres mujeres fueran asesinadas por sus ex-parejas en Francia y ha reabierto el debate sobre los límites de la legítima defensa y sobre los posibles fallos del sistema en el seguimiento de casos de violencia de género que se extienden durante años sin que nadie intervenga.
Los franceses han recordado la historia de Jacqueline Sauvage, que también asesinó a su marido tras cuatro décadas de maltrato. Ella fue condenada a diez años de cárcel, pero la presión mediática y social hicieron que un año después de su entrada en prisión, el entonces presidente de la república francesa François Hollande le concediese el indulto y fuese puesta en libertad. Esta vez se han recogido más de medio millón de firmas en apoyo a Valerie Bacot.
El número de teléfono 3919 atiende a las mujeres víctimas de violencia de género en Francia. Por ahora no abarca todas las franjas horarias, pero a partir de septiembre estará disponible 24 horas al día, siete días a la semana. A esta herramienta de escucha se suma la reciente puesta en marcha de los brazaletes electrónicos, para mantener alejados a los maltratadores. En Francia 57 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año. En España, 21 mujeres.
Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, recuerda la importancia de escuchar a las víctimas para "que puedan salir cuanto antes de las relaciones violentas para que no lleguen a producirse estas situaciones dramáticas. El poder judicial tiene que atender a las circunstancias, no solo a una aplicación matemática de la ley". Y plantea la pregunta: "¿Habría pasado esto si Valerie hubiera estado protegida, si no hubiera estado toda su vida en este contexto?"