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'Libertad', la sorpresa española en Cannes: un retrato de la plusvalía de los cuidados

La directora catalana Clara Roquet debuta en el gran certamen con 'Libertad', un drama intimista sobre la adolescencia y la diferencia de clases

Fotograma de 'Libertad', ópera prima de Clara Roquet presentada en la Semana de la crítica del Festival de Cine de Cannes 2021 / AVALON

Cannes

La plusvalía emocional que ofrecen las mujeres de clases pobres a las familias de clase media alta va más allá de un mero servicio doméstico. Mujeres que abandonan su vida, su familia y a ellas mismas para cuidar de los otros. El concepto marxista se aplica a los cuidados, algo que es difícil cuantificar económicamente, pero cuyo beneficio sí es cuantificable.

De un tiempo a esta parte directores latinoamericanos han puesto el foco en el clasismo de una burguesía, generalmente de izquierdas y moderna, que perpetúa el mismo clasismo que los ricos de derechas. Directores y directoras que provienen de América Latina, en cuyos países las diferencias de clases son más visibles o están más acrecentadas. El mejor ejemplo de ello es el mexicano Alfonso Cuarón con la magnífica Roma, o directoras como la brasileña Anna Muylaert en Una segunda madre. En España esas relaciones intrafamiliares, entre clases y, generalmente, entre mujeres no se había desarrollado tanto hasta ahora como hace Clara Roquet en Libertad.

La directora catalana ha cogido los temas de sus dos anteriores cortometrajes para afianzar su primer largo que debuta por la puerta grande, en Cannes. Libertad compite en la Semana de la Crítica, la sección paralela del festival francés con un drama intimista sobre la familia, la adolescencia, las herencias y el clasismo.

Libertad es la historia de amistad de dos adolescentes, una chica española hija de las señoras de la casa y la hija colombiana de la asistenta que acaba de llegar de Colombia tras la muerte de la abuela. La película abandona lo narrativo para centrarse en lo contemplativo, en el día a día de ese verano en un pueblo de costa catalán donde centra la acción. Hay varias historias y varios temas que la directora va tratando. Por un lado, esa relación de amistad en plena adolescencia, el despertar sexual de ese primer verano en las mujeres. Por otro, las complejas relaciones de familia, el peso de la herencia familiar y cómo se perpetúan los roles, pero sobre todo el clasismo entre la familia y la cuidadora.

Esa empleada del hogar dejó, como ocurre con la protagonista de Una segunda madre, a su hija con la abuela y se fue del país a trabajar como interna en una casa de gente bien. Cuidó a otros hijos y no a los suyos. Generó lo que la socióloga estadounidense, Arlie Rusell Hochschild llama la plusvalía emocional de los cuidados; es decir, que aunque estas mujeres cobren por un trabajo, todo lo que aportan emocionalmente en la familia a la que sirven no está compensado económicamente.

Las empleadas del hogar no solo limpian o cocinan, también cuidan a niños y mayores y eso es difícil de cuantificar económicamente y eso, decía la autora, que el capitalismo ha comercializado hasta con la maternidad, como ejemplifica con acierto Libertad. Si Roma era un fresco de una familia burguesa y de la diferencia de clases en el México de los años 70, la película de Roquet trata de hacer el mismo viaje, ir de lo íntimo y lo concreto a un retrato general, el de una clase social, la burguesía española, con un privilegio de clase del que no es consciente.

"Se convirtió en parte de la familia y nosotros en parte de su familia", solía decir Cuarón en la entrevista. Una frase que se escucha en varios momentos del filme, sobre todo cuando Libertad, la hija de la empleada del hogar, le espeta a la amiga burguesa que es una niña bien, porque tienen a su madre trabajando para ella. A lo que la amiga responde que no, que su madre es una más de la familia.

Roquet ha conseguido en su primera película un equilibrio nada fácil. Por un lado un guion sutil que habla de muchas cosas que nos afectan como sociedad, por otro una dirección de actrices perfecta, con Nora Navas, Vicky Peña y las debutantes Nicol García y María Morera. El relato va llevándonos poco a poco para entender las decisiones de todas las mujeres de la familia, sin juzgarlas, pero siendo consciente que la cuestión de clase es imposible sobrepasarla.

 
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