¡Que no pare la música!
Secun de la Rosa retrata en El Cover a los cantantes y músicos de "guerrilla"
Madrid
No es una película perfecta, pero El Cover tiene algo que se echa de menos en muchos otros títulos bendecidos y mimados por gran parte de la crítica española en estos últimos años. Es una película alegre y nada pretenciosa que invita a cantar y a bailar, o sea, a vivir.
Secun de la Rosa no va de autor ni de artista. No pretende que el espectador note que detrás de cada plano hay un director. Se limita a contar, más que correctamente, una tierna historia sobre unos jóvenes que se ganan malamente la vida cantando para los turistas en bares y hoteles de Benidorm y que sueñan con convertirse, algún día, en grandes estrellas del mundo de la canción. Un pequeño universo de ilusiones inocentes y de sueños, casi siempre, rotos.
“Es una película sobre los perdedores; sobre los cantantes de guerrilla; sobre todos aquellos que luchan por una vocación. Podía haberme fijado en otra profesión, pero creo que, en el mundo de la música, la mirada exterior que hay sobre los artistas es muy dura porque se separa a los que tienen éxito y al resto de fracasados”, dice el director.
Marina Salas, y Àlex Monner son los protagonistas de esta historia. Dos jóvenes que tienen una mirada diferente de lo que están haciendo noche tras noche en Benidorm. “La película habla de los prejuicios y del prisma desde donde se mira a los artistas; sobre qué consideramos arte y lo que no”, explica el actor.
Y junto a ellos, Carolina Yuste que hace de una imitadora de Amy Winehouse. “Está claro que es un personaje ‘caramelo’, afirma la ganadora de un Goya por Carmen y Lola. “Lo bonito y complicado era que estaba interpretando a un personaje haciendo de otro personaje. Intenté transmitir que tanto Amy como Margarita tenían una herida íntima en el mismo sitio”, afirma. Lander Otaola y Juan Diego se reparten los otros dos papeles principales del film.
El rodaje de El Cover se tuvo que interrumpir en marzo del pasado año cuando se declaró el confinamiento por la pandemia de coronavirus. Todo el equipo tuvo que marcharse de Benidorm y regresar el verano pasado para concluir la filmación. Pero, a la vuelta, se encontraron con una ciudad totalmente distinta a la que dejaron unos meses atrás. “El Benidorm luminoso y con luces de neón ya no existía. Parecía irreal. Ya no había ni esos bares ni esas luces. Casi son dos películas”, afirma el director.
Por eso, como dice Secun de la Rosa, el milagro es que la película se haya terminado y que ahora llegue a las pantallas. “Como dice mi amiga Candela Peña: algún día te darás de que ése es el primer milagro. Pese a mil dificultades, yo estoy contento”, concluye el director.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...