Las redes sociales: ¿un arma de doble filo para la salud mental?

Madrid

La retirada de Simone Biles de todas las competiciones debido a problemas de salud mental ha vuelto a poner de manifiesto la importancia de este tema en nuestra sociedad. La gimnasta ha tenido que lidiar con problemas de racismo, precariedad e incluso de abusos sexuales.

Pero no es la primera que toma una decisión así. El jugador de la NBA Alex Abrines también abandonó durante un tiempo el baloncesto profesional debido a una depresión. Y así, son cada vez más los casos que van saliendo a la luz. Se trata del inicio de algo parecido a lo que ocurrió con el movimiento feminista #Metoo, del que Biles además también formó parte.

En este caso las redes sociales están jugando un doble papel muy significativo. Por un lado, son un foco de presión para los deportistas, que pueden entrar a leer las críticas que se dice sobre ellos. Pero, por otra parte, está abriendo paso a la desestigmatización de la salud mental. Por ejemplo, hace poco el famoso streamer Ibai Llanos lanzaba un mensaje hacia aquellos que sufren problemas psicológicos instándolos a pedir ayuda a profesionales.

También pone en contacto a las personas que pueden estar pasando por problemas parecidos. Felipe González Gil, nuestro experto en Cultura de Internet, lo denomina “espacios de apoyo mutuo”. Siguiendo esta línea, internet está facilitando el acceso a psicólogos que usan las redes como TikTok para divulgar temas de salud mental en un lenguaje que conecte con los más jóvenes. Muchos de ellos, incluso, lo hacen en clave de humor.

Para hablar de este tema hemos traído a Desirée Llamas, psicóloga general sanitaria, investigadora y docente de la Universidad de Málaga, además de tiktoker y podcaster.

Ella vuelca sus conocimientos en la vida profesional a las redes. Afirma que “toda la actividad que se desarrolla en internet de manera positiva sobre el tema mental nunca sustituye la terapia, pero sí que puede ser un preludio de ella ayudando a tomar la decisión de buscar ayuda”.

No obstante, la psicóloga aboga por un consumo de internet más saludable, que debe pasar primero por el aprendizaje de tener un pensamiento crítico para paliar así el problema de la polarización y sobreinformación.