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Marcelo Piñeyro: ''Las religiones han regresado como arma política, de ahí Trump y Bolsonaro"

El director argentino estrena 'El Reino', una de las series del verano, un thriller de Netflix sobre la política, la religión y la corrupción con Chino Darín, Diego Pereti, Joaquín Furriel y Mercedes Morán

Fotograma de la serie argentina 'El reino' / NETFLIX

La espectacularización de la política, las fake news y los líderes populistas han dado mucho que hablar en los últimos años. Ahora todos estos temas se convierten en los protagonistas de una de las series del verano, El Reino, un thriller producido por Netflix que dirige el director argentino Marcelo Piñeyro y que ha reunido a grandes nombres del cine y el teatro de aquel país. 

Chino Darín, Diego Pereti, Mercedes Morán y Joaquín Furriel, son los protagonistas de esta trama de traiciones, mentiras y manipulación política. La trama empieza así: un candidato conservador a la presidencia de argentina es asesinado en un mitin y un líder religioso extremista está a punto de sucederle. En El Reino está todo lo que afecta a la política y a la sociedad argentinas, pero también a la española, a la europea o a la estadounidense. Es la serie que mejor define un momento de tensión actual, al tiempo que engancha al espectador y no suelta. Marcelo Piñeyro, director de películas como Kamchatka o Plata quemada es el autor de esta serie que ya ha denunciado el partido provida de argentina.

Después de ocho años sin trabajar, estrenas El Reino, una serie con Netflix, ¿qué has estado haciendo en este tiempo?

Estuve trabajando en una película que no salió y luego esta serie que ha llevado bastantes años de reproducción. Empezamos a rodar en enero de 2020 y a mitad de rodaje llegó el coronavirus. El rodaje llevó un año con cinco meses de interrupción.

Una serie escrita en 2018 y que sigue siendo tremendamente actual, ¿cómo habéis conseguido que un guion de hace unos años tenga ese apego a la actualidad?

Nos pusimos a charlar Claudia Piñeiro y yo y coincidamos en una misma mirada de la contemporaneidad, como las características del siglo XXI. Veíamos que había dos puntos centrales, un potente regreso a una restauración conservadora. Por un lado todo este tema de la posteridad y las fake news, como para vaciar de sentido los conceptos y las palabras. Y por otro lado, veíamos el regreso de las religiones como arma política, hasta han vuelto en este siglo las guerras religiosas, algo que pensábamos que había quedado en el pasado. Y veíamos que el ariete de esta nueva iglesia, en las tres Américas, eran las iglesias evangélicas. Ni Trump ni Bolsonaro hubieran ganado sin el poder de estas iglesias. Lo cierto es que lo que empezó como una distopía ha acabado siendo casi un documental.

Es inevitable buscar paralelismos con políticos actuales, españoles, argentinos, americanos... quizá el personaje de Joaquín Furriel es el que encaja en todos los países y también el que refleja la injerencia de Estados Unidos en Argentina...

Creo que la realidad es siempre peor, pero sí creo que es lo que ha pasado, sobre todo en los años 70. Hay direcciones que se prestan en cada país y región de manera diferente pero que son claramente así. Otra característica de este siglo es el declive de los estados nación y el surgimiento de poderes supranacionales que son más difíciles de detectar.

En Europa creo que no toma tanto la forma de las iglesias evangélicas, pero surge de otro lado. Sí tienen en común esa restauración conservadora. De repente vemos que se han normalizado cosas que hace unos años ni se nos ocurriría justificar. La serie es ficción, pero tratamos de sacarla de la discusión conyuntural política. En Argentina no hay modo de hacer una traslación directa de personajes y políticos, pero sí de ver las direcciones que va tomando el poder y la manipulación de la sociedad, hasta tal punto que uno sale a defender cosas que van en su contra.

¿Tanto poder tienen esas nuevas religiones?

El problema está en cuando ese sentimiento individual se manipula. Hoy el catolicismo está de capa caída. Y entran estas iglesias con esta restauración brutal. Creo que la Iglesia católica perdió terreno por aferrarse a estas cosas. La religión católica te habla de que el premio viene después de la muerte, pero las evangélicas que están surgiendo te dicen que el éxito es lo que te da Dios si te portas bien, y que si te va mal en la vida es tu culpa, pero mientras le tienes que dar un 10 por ciento al pastor. Otra característica de la contemporaneidad es la concentración de poder y lo que conlleva de exclusión social. Esa desesperación de que uno se cae del sistema, y ahí aprovechan las iglesias evangélicas para captar a más gente.

¿Es la política la nueva religión? Lo digo porque se vive casi como si fuera un partido de fútbol, porque las emociones han pasado a ocupar el centro del debate político...

Esta cosa de poner lo emocional en el centro del debate es quitar toda racionalidad al debate y entonces todo se basa en los miedos, frustraciones… y ahí es donde se puede meter esa frase de que el otro es el enemigo. Es la dialéctica del fútbol, eres del Barça o del Madrid, si eres del Boca odias al River y te da igual como gane, comprando al árbitro, jugando sucio. Esto ha llegado a la política. Y cuando el debate político se lleva al terreno de lo futbolístico estamos en serios problemas.

Los personajes femeninos sufren la discriminación de maneras diferentes, tanto el personaje de Mercedes Morán como la pastora en la sombra, como el de la fiscal que tiene dificultad para desarrollar su trabajo, ¿es también un reflejo de lo que ocurre?

La pastora tiene más que ver con este nuevo conservadurismo que dice que la mujer tiene que estar en casa. En realidad ella es el motor de toda esa iglesia; ella lo sabe , pero no se plantea que vaya a ser el reemplazo, sino que elige a su hijo varón, porque vive inmersa en ese conservadurismo en el que no hay burka, pero tengamos paciencia… Lo de la fiscal creo que es diferente. Ella sufre el boicot de los compañeros , pero no por el hecho de ser mujer, sufre por el entramado de poder que llega hasta su propia intimidad. Ahí sí sufre machismo, de su marido, que antepone su proyecto al trabajo de ella.

Chino Darín, Mercedes Morán, Joaquín Furriel, Diego Peretti, están todos los grandes actores argentinos en la serie, ¿cómo ha sido el proceso de fichar a cada uno de ellos?

En realidad fue facilísimo. Cuando escribes necesitas ponerle cara a los personajes, aunque luego no sean los actores televisivos. Nosotros tuvimos suerte, porque todos en los que pensamos están en las series. De aquellos que no teníamos cara, pues fuimos buscando. El más difícil fue el de Remigio, que finalmente lo encontramos en un casting. Trabajar con actores de ese calibre es muy fácil, son tipos que todo el tiempo suman y dan complejidad al personaje y hacen que todas las capas de la escritura estén presentes. Me pasó más de una vez que al dices corten me veía emocionado. Todo el elenco está extraordinariamente bien, pero tanto Diego Pereti como Mercedes Morán, creo que tienen un antes y un después en sus carreras con estos personajes. Han hecho algo muy difícil, porque era fácil caer en la caricatura y, sin embargo, le han dado humanidad dentro de su villanía. Gracias a ellos entiendes los motivos de los personajes.

El final pone en bandeja una segunda temporada…

Yo te digo una cosa, la serie estrenó el viernes y los reclamos en redes sociales para una segunda temporada son tremendos. No sé cómo Netflix va a decir que no…

En España, la extrema derecha ha pedido la cancelación de conciertos por ofensas religiosas, ¿ha tenido problemas con los partidos provida de su país?

Ya antes del estreno lo pedían, sin verla ni nada. Empezaron una campaña en redes que me asustó mucho. Decían que la serie era un nido de rojos y que sé yo. Pero la respuesta a eso de la gente, hablando de la serie, discutiéndola y demás, hizo que eso se diluyera, quizá los trols contratados no eran suficientes. Ahora siguen llegando ataques, pero los fans los responden y los bloquean. Por ahora la audiencia la defiende. Nosotros acá estamos cerca de una campaña electoral, de primarias, y temía que influyera con el estreno, pero creo que ante el éxito de audiencia, ninguno se atreve a criticarla, al contrario, aplauden el éxito de una producción argentina.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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