Toni Servillo: "En la comedia tenemos que aceptar que hay límites"
El veterano actor italiano, muso de Sorrentino, presenta en competición varias películas, entre ellas 'Qui rido io', una sátira sobre el humor, la comedia y la propiedad intelectual basada en el cómico Eduardo Scarpetta
Venecia
Toni Servillo es uno de los rostros del cine italiano. Le hemos visto trabajar en las mejores películas de la cinematografía de su país. Hacer mil papeles en cine y teatro. En Venecia presenta varias películas, una de ellas Qui rido io, donde interpreta a un cómico que vivió el primer juicio por derechos de autor en Italia, acusado de plagio por una parodia, un tema que se presta a hablar sobre el humor: "Creo que debemos aceptar también límites", opina en el estreno de la película en el Festival de Venecia.
"He imaginado al personaje como un animal. Un animal predador, que siempre tiene su límite. Scarpetta con esas ganas ilimitadas de vivir ponía sus garras sobre todo, las mujeres, el teatro, el texto... todo", decía el actor sobre un artista querido por el público, creador de una tribu familiar de actores y actrices y que tuvo hijos con varias mujeres.
"Poder hacer de un actor que está actuando y celebrando la vida. Está el éxito, la depresión del fracaso, la envidia... es como un prisma de la vida entera. Poder hacer esto con el cuerpo, es fantástico, porque Scarpetta era un actor que celebraba la vida".
Servillo (Nápoles, 1959), conocido en todo el mundo por La Grande Bellezza, la película con la que Sorrentino ganó el Oscar en 2014, ha vuelto a trabajar con el director italiano en Fue la mano de Dios, donde interpreta al padre del realizador. La película también compite en sección oficial, pero es en Qui rido io de Mario Martone, donde tiene más protagonismo.
Se mete en la piel del cómico Eduardo Scarpetta, actor nacido en 1853. La película es una coproducción italo-española dirigida por Mario Martone que compite por el León de Oro y que rememora la vida poco conocida, obra y ocaso de este volcánico comediante. En la Nápoles de la Belle Èpoque él era el rey de la taquilla. De orígenes humildes, hizo fortuna sobre las tablas e instauró una familia peculiar formada por mujeres, amantes e hijos ilegítimos, entre ellos el famoso dramaturgo Eduardo De Filippo.
La película habla del ámbito artístico de la época, y del enfrentamiento entre Scarpetta y Gabriele D'Annuncio, el gran intelectual italiano. Todo vino cuando el cómico quiso parodiar La figlia di Lorio, la tragedia del poeta que acabaría denuciándole por plagio. Ese juicio se considera el primer proceso por derechos de autor en Italia. Además del retrato judicial, Qui rido io tiene más. Habla del debate entre alta y baja cultura, entre comedia popular y teatro burgués, en cómo conectar con el público y también sobre la figura del artista. De hecho, en un momento de la cinta, el filósofo Benedetto Croce explica a Scarpetta que en el tribunal en realidad se dirimirían dos formas de arte: la comedia y el drama.
A lo largo de su carrera en cine y teatro, a Servillo, de 62 años, se le ha visto caracterizado de mil formas, incluso como Andreotti en Il Divo o Silvio Berlusconi en Loro (2018), y por eso se antoja oportuno preguntarle sobre los límites de la parodia en la actualidad. "Por ejemplo creo que imaginar que la posibilidad de reírse de todo sea ilimitada puede representar en el plano educativo también un peligro", apunta el actor. "Otra cosa es decir que en la vida se puede reír verdaderamente de todo. No creo que se pueda. Existen ámbitos de la vida en los que se considera que se puede reír de todo, teóricamente se puede hacer, pero yo creo que debemos aceptar también límites", opina.
"El misterio de una familia extraordinaria, con un genio del teatro como era Scarpetta. Un patriarca amoral", decía el director sobre esta figura del padre ausente, que rechaza a algunos de sus hijos. Una figura que recuerda a la película de Vigas, La Caja, otra de las que compite en sección oficial.
Además, Servillo también actúa fuera de competición en Ariaferma, un drama ambientado en una recóndita cárcel dirigida por Leonardo Di Costanzo. Por si fuera poco, el actor continúa con su compañía de teatro, la que fundó hace más de tres décadas, en la Nápoles de 1987 junto a Martone, el director de esta nueva película que lo sitúa cerca de la Copa Volpi a mejor actor.