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Louis Garrel mete a Greta Thunberg en su casa

El actor y director francés gana el Premio Lurra de Greenpeace por 'Un pequeño plan... cómo salvar el planeta', una divertida y esperanzadora comedia ecologista

El actor y director Louis Garrel acude a la presentación de la película ‘La Croisade / Alberto Ortega Europa Press

San Sebastián

En la última película de Woody Alleen, Louis Garrel interpretaba a un joven director que creía que su cine podía cambiar el mundo. Un personaje snob, pretencioso y seductor del que el actor ahora se burla precisamente en una cinta que también escribe y dirige: ‘Un pequeño plan… cómo salvar el planeta’. “Me pongo en el centro de la película para reírme de mí mismo. Es bueno utilizar la risa, pero al final las películas no pueden influir en nada, no van a ser el marcador de una generación. Eso sí, también me da mucho miedo que un día seamos juzgados, y entonces en esos momentos de miedo, yo diré, ah, he hecho esta película. Será la prueba de mi inocencia”, bromea el francés en conversación con la Cadena SER durante el Festival de San Sebastián.

En el certamen ha presentado esta entrañable y afilada comedia sobre la iniciativa de un grupo de niños para salvar el planeta. Su megaplan pasa por crear embalses y ríos en África y cambiar el ecosistema del continente para reequilibrar el mundo. También por ideas más peregrinas y negras, como eliminar a parte de la población para contener el avance del desastre climático. Esa es la idea central de la cinta pero lo importante es el tono. Garrel ofrece una sátira familiar de enredos, junto a su mujer Laetitia Casta y su hijo en la ficción, Joseph Engel, que pone al espectador ante el espejo.

La idea surgió mucho antes de que irrumpiese en la esfera pública la activista Greta Thunberg, la niña sueca que ha retado a todos los gobiernos a actuar ya contra el calentamiento global. “Hace dos o tres años Jean Claude Carrière me dijo de repente, pues yo creo que tengo una idea para una película. Y me habló de todos estos niños y sus intenciones. Yo le dije que eso no existía, que era ciencia ficción. Los niños no tienen ese tipo de inquietudes. Y él me dijo, confía en mí, hazlo. Eso fue hace dos o tres años, y como es alguien a quien respeto tanto y admiro, pues empecé a escribir. Y tiempo después aparece la figura de Greta Thunberg, la sueca que se pone en huelga de hambre, y entonces dije, pero si esta premonición ya está aquí. Él me dijo, rápido, rápido. Alguien tan culto como él siempre tenía razón, y tuvo ese presentimiento y yo le tenia que haber hecho caso. La película se tenía que haber hecho hace un año y no ahora”, recuerda Garrel del proceso creativo con el veterano guionista ya fallecido.

Ese es uno de los puntos fuertes de la película, el mensaje esperanzador con las nuevas generaciones. El compromiso de unos jóvenes habitualmente criticados por vivir ensimismados frente a sus padres, en este caso, progres e intelectuales franceses escandalizados por perder su ropa vintage, sus libros en latín o su colección de relojes. Una mirada crítica a la hipocresía y también al sentimiento de culpa de esa generación de 40 años que no piensa en el mundo que van a dejar. “Todo en la sociedad está un poquito organizado para hacernos sentir un poquito culpables, pero yo creo más bien en proyectos enormes y no es que sea un militante a ultranza. Si creo en algo ahora es en la supervivencia. Con medidas pequeñas está bien, pero nos hacen falta proyectos de enorme envergadura, como lo que se muestra en la película. Igual que fuimos capaces de hacer el canal de Suez, necesitamos proyectos ambiciosos”, opina Garrel.

“Más que culpable me siento acomplejado. Está Greta con 15 años logrando avances y mira yo. Lo que sí le criticó es cuando dice, me habéis robado mi juventud, y yo digo, bueno, con 15 años has cruzado el Atlántico en barco, has estrechado la mano de todos los presidente del mundo, has hablado ante la ONU… Menuda juventud más plena”, añade y precisa a continuación el dandy francés mientras recarga su vapeador.

Rodada durante la pandemia, el guion también anticipaba el uso de las mascarillas y el confinamiento le permitió a Garrel retratar una París desierta por la alarma climática. Francia es un país que ha teorizado mucho sobre el futuro de nuestra supervivencia, desde las tesis negacionistas -presentes en un personaje de la película- a las teorías del colapso, que prevén a corto plazo situaciones de desabastecimiento y la paralización del sistema productivo. “Hay algo un poco angustioso. Un filósofo y sociólogo francés de mucho renombre dijo que a él el covid le parece como un ensayo general de la verdadera crisis climática que está por llegar. El problema es que necesitamos una coordinación mundial, porque la catástrofe climática o medioambiental nos viene poco a poco, no de repente”, reflexiona.

Tras ‘Un hombre fiel’, su anterior cinta también con Casta y Engel en el reparto, Garrel cofirma con Carrière uno de sus últimos guiones antes de fallecer. “En un comienzo, nuestro trabajo juntos era un poco difícil porque cuando empezamos a colaborar él tenía 80 y yo tenía 30. Teníamos una diferencia de edad que cada vez que proponía un tema, quiero hacer una película de amor por ejemplo, él me decía que ya había hecho 300. Él me decía que quería hacer películas sobre algo que nunca hubiera visto o hecho, pero con esa diferencia de edad yo había muchas cosas que no había hecho y me hubiera gustado llevar al cine. Y luego además algo genial es que no era nadie escolar, ni convencional ni psicológico, a él lo que más le importaba es que el público siempre se viera sorprendido, que no se esperase la escena siguiente, que siempre fuese una sorpresa”, recuerda de uno de los grandes guionistas del cine contemporáneo, a quien le dedica la película.

‘Un pequeño plan… cómo salvar el planeta’ funciona, en su aparente ligereza, como una advertencia seria para reaccionar ante el deterioro del planeta. Que Garrel huya de cualquier tremendismo dramático y abrace la comedia hace que la cinta discurra como un entretenido intercambio generacional para concienciar a los descreídos.  “Al final nos pasamos el día hablando y hablando de lo mismo, pero estamos paralizados como si no supiésemos qué hacer ante el inminente fin del mundo. Contrariamente a otro gente de mi generación que lo muestra desde otro enfoque más violento, yo quería poner una nota de esperanza. Que hubiera un poquito de humor, de comedia, que nos permita respirar”, concluye el director.

 

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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