¿Vive la socialdemocracia europea un momento dulce o hay un cambio real de tendencia? Esto dicen los expertos

Madrid

Cuando Olaf Scholz, el líder del SPD alemán y firme candidato a canciller, se negó a contestar una pregunta fundamental en Alemania: "¿pactaría usted con 'Die Linke'?", algo debió hacer 'clic' en el cerebro de los alemanes. No es muy habitual que el secretario general del partido socialdemócrata por excelencia quiera pactar con la izquierda posoviética y heredera del partido que gobernó la RDA durante cuarenta y pico años. Y más cuando lleva 12 años en un gobierno de coalición con la CDU/CSU, el centroderecha democristiano de la locomotora de Europa, el partido de Angela Merkel.

Sin embargo, ese silencio también es el reflejo de una nueva realidad en el continente: el bipartidismo, los partidos tradicionales, se las está viendo canutas para mantenerse al frente de ejecutivos sin tener que apoyarse en partidos posmarxistas, liberales, verdes, etc. Por eso, la pregunta es clara, ¿vive la socialdemocracia europea en un optimismo dulce por la victoria en Alemania o de verdad se está consolidando un cambio de paradigma político en Europa?

Para Mariam Martínez Bascuñán, politóloga de la UAM, "no es solo un momento dulce: la victoria del SPD hace de los socialdemócratas europeos la familia política preeminente del continente por primera vez en décadas y esto inclina el equilibrio político en Europa (...) Scholz combina la vuelta a la socialdemocracia como puente entre las clases medias progresistas, la vieja clase trabajadora y el precariado emergente, todo basado en el respeto y dignidad al trabajo". 

Sobre las razones que subyacen a este súbito triunfo de la socialdemocracia, ella lo vincula, primero, al propio perfil de Scholz, que quizá no es tan exportable a otros países europeos, pero también a un asunto de fondo: "la conversación pública global está más próxima al ideario socialdemócrata de la era Biden, en términos de coordinación impositiva y políticas contracíclicas, pero también a la idea de un Estado protector, más cerca de la socialdemocracia que de un libertarismo a lo Thatcher".

Por su parte, Ignacio Jurado, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid explica que "en términos de voto" no podemos decir que la socialdemocracia haya renacido a niveles de los años noventa. Y que el súbito aumento puede deberse a "una incomparecencia del rival o un debilitamiento de los partidos de centroderecha en muchos países", a lo que añade que el péndulo ideológico en Europa camina irremediablemente hacia una mayor fragmentación aupada por la polarización. 

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Sobre la capacidad de la socialdemocracia de ser absolutamente flexible en sus planteamientos, Berna León, investigador en el Centro de Estudios Internacionales de Science Po asegura que "por una parte remite a la progresividad de valores culturales y por otra parte cierta preferencia hacia la redistribución, por eso se entiende que pacten con los liberales. Es la segunda acepción lo que puede dar más problemas, pero desde la tercera vía británica siempre ha habido una matización de la redistribución que hasta cierto punto lo ha facilitado".