Pobreza energética a las puertas del invierno
Al menos seis millones de hogares en España tienen dificultades para pagar el recibo de la luz con unos precios disparados y una situación económica todavía crítica tras la pandemia
Pobreza energética: La pesadilla se encarece
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Arancha está en paro, tiene 45 años, está casada y con dos hijos. Los cuatro viven en un piso que alquilan en Madrid, en Villa de Vallecas. Su marido trabaja desde hace poco tiempo, ambos perdieron su empleo en el inicio de la pandemia y esperaron tres meses a poder recibir una prestación. “Ahí vino el caos. Se nos acumularon facturas de luz, de gas, de alquiler y a raíz de ahí pues se ha ido sumando la pelota”.
La escalada diaria del precio de la luz ha sido la gota que ha colmado el vaso y les ha llevado a una situación de emergencia con el temor de los días de frío que vendrán en invierno. Se imaginan “estando en casa como si fuéramos a la calle, con los abrigos literalmente. Procuraremos encender un poquito la calefacción en las horas de ducha. Si no puedo pagar, pues no pagaré”.
Arancha pide medidas al Gobierno para acabar con una situación “inhumana”. Durante los últimos meses han vivido midiendo al límite el gasto eléctrico. “Como sabemos los tramos horarios, pues generalmente cuando más pongo lavadoras son los fines de semana”, cuenta. Se las ingenia para gastar lo mínimo de forma “desesperante”.
Como el suyo, hay seis millones de hogares en España en situación de pobreza energética. Algunos indicadores incluso elevan a más de diez los millones de hogares en esta situación en España, según José Luis López Fernández, experto en Pobreza Energética y coautor de varios estudios sobre el tema.
López explica que hay dos tipos de indicadores, los que relacionan lo que estás gastando en energía respecto a lo que a lo que ingresa la unidad familiar, y los indicadores más subjetivos que en las encuestas respondes que son incapaces de mantener una temperatura adecuada en su hogar en invierno o que tienen impagos de las facturas eléctricas.
El impacto de la pandemia y de la subida de precios actual dispararán los datos que, de momento solo se refieren al año 2020. “Estamos pagando entre dos y tres veces lo que pagábamos antes en los periodos más caros prácticamente a lo largo de todo el día”, asegura el experto.
El problema viene, dice, de que “existe una dependencia muy fuerte de un suministro como es el gas natural, cuyo precio fluctúa en base a cuestiones de índole política y macroeconómica, que se escapa, un poco del control de lo razonable”.
Ayudas familiares y privadas
“Estando en un país, se supone desarrollado, que familias normales que por cuestiones económicas de la pandemia lo estamos mal, yo plantearía al Gobierno o las eléctricas esa situación, porque esto va a llegar a causar enfermedades en la gente debido al frío”, critica Arancha. Cuando escucha los beneficios que reciben las compañías eléctricas, los define como “hijos de Satanás”.
Su hijo mayor, con 18 años, entiende mejor la situación, aunque sufre viendo a sus padres pasar dificultades. A la niña, de 13, le cuesta más. Arancha además depende de dos aparatos para su salud. Uno que permanece enchufado 24 horas y un respirador que utiliza por las noches. Además de la nevera e internet para los estudios a distancia de sus hijos.
Para cubrir sus necesidades se han tenido que privar de todo tipo de gastos. También han tenido que pedir ayuda a su familia. Durante los peores meses de la pandemia sin ningún ingreso “no teníamos dinero ni para comprar la comida”, recuerda. “La familia nos ayudó lo que pudo y luego a nivel privado nos ayudó el colegio de mi hijo”, mientras que no recibieron nada por parte de los servicios sociales.
Psicológicamente, Arancha se ha visto minada. “Yo tampoco quiero que me den ayuda, pero por lo menos un trabajo estable, que es complicadísimo”, reclama. Lleva una temporada tomando antidepresivos. “Por las noches yo me tomo mi pastillita, pero a lo mejor a las cuatro o cinco horas ya está a la cabeza otra vez pensando en el dinero que me queda, qué tengo que pagar, a ver qué debo, a ver qué me cortan… Es que esto es un sinvivir”.
Mientras tanto, sigue pendiente de saber si le concederán el bono social. Tiene una deuda, dice, que mantendrá cuando acabe la moratoria el 31 de octubre. Si la moratoria no se amplía, teme que le corten la luz.
Las medidas no serán suficientes
En otros países europeos el riesgo de pobreza energética de los hogares es similar, “con diferencias por cuestiones de que tengan una mayor o menor dependencia de las energías fósiles, sometidas a todas estas fluctuaciones de precios, o diferencias también a nivel de eficiencia energética de los edificios”, explica José Luis López.
Pese a las medidas que están implantando algunos Gobiernos, como el escudo tarifario para congelar los precios de Francia, “es muy probable que no sea suficiente”, lamenta López. España reclama una acción coordinada a nivel europeo, y la presidenta de la Comisión Europea ha dicho que probablemente requiera una acción global, algo con lo que está de acuerdo el experto, ya que “los mercados de estos suministros como el gas natural o el petróleo dependen de cuestiones que trascienden el mercado europeo”.
El sistema de fijación de precios de la energía a partir del gas es injusto, reconoce López. Pero cambiarlo requeriría de “cambios estructurales muy grandes” que llevarían mucho tiempo. José Luis López augura un invierno “duro en términos de personas, de familias solicitando ayuda”.