Un refugio para mujeres maltratadas
Se trata de una casa donde viven medio centenar de víctimas de violencia machista donde les dan asistencia y las rehabilitan
Un refugio para mujeres maltratadas
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Madrid
Cumple 30 años. Es pionero y único en la atención integral a las víctimas de la violencia machista. Es un hogar para escapar del infierno, en un lugar de Madrid.
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Es un refugio. Un lugar seguro. Allí llegamos con el compromiso de no decir donde están. Necesitan seguridad y se entiende al entrar. Una casa de cinco plantas con 28 habitaciones individuales que pueden acoger alrededor de 60 personas. Allí comparten y viven juntas casi medio centenar de mujeres, algunas con sus hijos. Llegan maltratadas y allí las rehabilitan, las curan, las hacen más fuertes, las ayudan psicológicamente, las forman para ganarse la vida y las "empoderan" en palabras de Ana María Pérez del Campo, la histórica activista feminista que fundó el Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas (CARRMM) hace tres décadas, cuando no se informaba de este drama, cuando ni siquiera se contaban las víctimas de la violencia machista.
Balance positivo
Lo hace quien lleva 28 años allí. Juani Aguilar, trabajadora social del centro: "La media que tenemos en estos 30 años es el 75% de recuperación, entendiendo por esto que no vuelve con el maltratador, no vuelve a tener otra relación de pareja violenta y tiene capacidad para mantener económicamente a la familia sin depender de recursos sociales", nos explica Juani. Ella y la psicopedagoga Carmen Acebes nos cuentan que son mujeres valientes, que a veces llegan con lo puesto y casi todas en riesgo de agresión física si no la han sufrido ya. Y recuerdan los momentos más duros. Cuando los hijos tienen que ver al padre maltratador y cuando llegan los juicios y reviven su drama. "Eso les remueve mucho. Es muy duro", nos cuentan. Por allí han pasado mujeres de todas las edades y de toda condición social. "ingenieras, médicas, maestras, mujeres con una formación exquisita y otras con menos formación, pero no menos inteligencia", explica Ana María Pérez del Campo. "La violencia de género es transversal, a todas las edades y a todas las clases sociales. No hay un perfil. Sacude a todas las mujeres por el hecho de serlo", acota la directora del centro, Teresa Simón.
Redecorando su vida
Antes eran unas instalaciones oscuras y antiguas. Ahora es un espacio moderno, lleno de color. La casa se ha rediseñado gracias a la colaboración de Ikea y la Escuela Madrileña de Decoración. Alumnas de este centro y la compañía sueca han acondicionado hasta cinco estancias de uso común. Ahora tienen, así lo llaman, el "jardín de las mujeres" o una zona infantil repleta de juguetes, porque allí viven también menores hasta 14 años. "Entregamos este espacio a unas mujeres que se lo merecen todo. Soy una firme convencida del poder transformador sobre las personas de la decoración y la belleza de los espacios, de su capacidad para transmitir paz y bienestar", nos cuenta Raquel Simón, directora de la Escuela.