La primera de Spielberg

Madrid

Steven Spielberg tenía solo 22 años cuando debutó como director de televisión. Se trataba de un capítulo de una serie protagonizada por Joan Crawford. En los tres años siguientes se iría curtiendo en el medio televisivo dirigiendo otros capítulos de series como Colombo o Audacia es el juego. Un día, a comienzos de 1971, su asistente, Nona Tysson, le dejó un ejemplar de la revista Playboy donde se había publicado un pequeño relato de Richard Matheson, un escritor de terror y ciencia-ficción en cuyos relatos se basaron películas como El increíble hombre menguante o El último hombre vivo, que protagonizó Charlton Heston y de la que muchos años después Will Smith rodaría un remake titulado Soy leyenda. El cuento que Matheson había publicado en la revista Playboy estaba inspirado en una experiencia personal que él mismo había vivido con un camionero en la carretera.

El diablo sobre ruedas es una historia de terror y suspense con la particularidad de que el mal no está representado por un psicópata, un espectro o un monstruo sino por un enorme camión. Spielberg eligió un modelo Peterbilt, enorme, sucio y oxidado que parecía un ser vivo. “Tenía como una cara. Los parabrisas eran los ojos y la cubierta del motor era como una especie de hocico enorme que sobresalía y la rejilla y el parachoques recordaban a una boca. Era una cara”, recordaba el director.

Al conductor, en cambio apenas se le ve. “Ves su brazo asomando por la ventanilla, ves sus botas cuando se baja del camión, pero nunca ves su rostro y eso es lo que más me gusta de la historia. Lo que no ves, siempre resulta más aterrador que lo que le muestras claramente al espectador”, explicaba Steven Spielberg. Un protagonista que está interpretado por Dennis Weaver, el actor con sombrero y botas de vaquero de la serie McCloud, muy famosa en España en los años 70.

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Con El diablo sobre ruedas Spielberg consiguió un pulso narrativo y una tensión pocas veces vistos en la televisión hasta entonces. El director bebía de las fuentes del suspense del cine de Alfred Hitchcock. Un hombre normal y corriente que se ve envuelto en situaciones excepcionales sin comprender el motivo, acosado a plena luz del día y en espacios abiertos como Cary Grant en Con la muerte en los talones.

Otro elemento típico de Hitchcock es la inclusión de la angustia y la paranoia, algo que queda patente en la escena del bar de carretera al que Dennis Weaver entra para reponerse del susto. Al mirar por la ventana ve el camión aparcado y comprende que el camionero está también allí, en el local, pero no sabe quién es. Otra escena modélica del estilo Hitchcock es la de la cabina telefónica. El protagonista llama a la policía desde la cabina telefónica de una gasolinera. Mientras, los espectadores vemos a lo lejos como el camión que había parado se pone en marcha. El hombre no se da cuenta de lo que pasa mientras los espectadores vemos con terror como el camión avanza a toda velocidad en dirección a la cabina.

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La película se rodó en tan solo 13 días y con un presupuesto reducido de cuatrocientos mil dólares, una auténtica proeza que solo fue posible gracias al trabajo de planificación de Spielberg. El diablo sobre ruedas se estrenó el 13 de noviembre de 1971 como el telefilm de la semana de la cadena ABC y tuvo un éxito apoteósico, hasta el punto de que todavía hoy en día se la considera una de las mejores películas jamás creadas para la pequeña pantalla, si no la mejor. Ante ese éxito los productores decidieron estrenarla en Europa en las salas de cine. Los 71 minutos iniciales se ampliaron hasta los 90 que exigían las salas, añadiendo planos descartados y algunas nuevas secuencias.

Al estrenarse en los cines europeos El diablo sobre rudas marcaba el comienzo de la carrera cinematográfica de Steven Spielberg a pesar de que, técnicamente, su primera película rodada para el cine no llegaría hasta 1974 con Loca evasión. Pero el propio Spielberg considera al Diablo sobre ruedas como el comienzo de todo.

Con el tiempo El diablo sobre ruedas se ha convertido en una película de culto. Alfonso Cuarón la citaba como su principal influencia a la hora de hacer Gravity, y uno de los episodios de la película argentina Relatos salvajes, el que protagoniza Leonardo Sbaraglia, está claramente inspirado en la película de Spielberg. Una película redonda que 50 años después de su estreno no ha envejecido en absoluto y que nos dejó una lección: cuidado con las chulerías al volante. Uno nunca sabe a quién estás intentando adelantar.