'Spencer', la princesa enjaulada de Kristen Stewart
La actriz protagoniza una de las interpretaciones del año en el personalísimo biopic de Pablo Larraín sobre Diana de Gales durante el fin de semana que rompió con la monarquía
Madrid
El género del biopic, habitualmente acartonado y formulaico, ha encontrado un buen aliado en Pablo Larraín, autor con la capacidad de revisionar y aportar una mirada particular a personajes clave de la historia y la cultura pop. Tras su tenebroso retrato de Jackie Kennedy, ahora se acerca a la figura de Lady Di desde la fascinación y el misterio. Spencer, avisa al inicio del film, es una fábula sobre una verdadera tragedia.
“Diana es un icono muy famoso y bonito en muchos niveles, pero también era una madre. Y lo más importante, fue alguien que creó algo precioso a nivel de empatía, tenía esa capacidad. Y yo tenía curiosidad por saber por qué alguien como ella, nacida en circunstancias privilegiadas y conectada con la realeza y la aristocracia, era tan normal al mismo tiempo. Por qué podía ser tan corriente y construir esa empatía por todo el mundo”, explicaba el director en el pasado Festival de Venecia.
El cineasta chileno encierra en la casa de campo de los Windsor a la princesa Diana durante un fin de semana. Tres días de Navidad en los que ese palacio se convierte en una prisión insoportable, un laberinto de puertas, sirvientes y protocolos del que no puede salir, pero empieza rebelarse. La decisión más arriesgada de Larraín es mostrar a la reina y la monarquía siempre desdibujada, fuera de campo, como un poder opresor en la sombra, una presencia autoritaria y amenazante siempre latente, ya sea con los horarios, la comida o el vestuario.
El resultado es un cuento de terror que se apoya en el formidable trabajo de Kristen Stewart. “Me di cuenta de que ella también transmitía mucho misterio, y ese misterio combinado con el magnetismo que tenía eran los elementos perfectos para crear una película. Nunca la podría comprender del todo, pero entonces encontramos este milagro, llamado Kristen, que también tiene ese misterio. Y nunca podremos comprenderlo hasta ver la película, es interesante ver cómo la audiencia completa el proceso”, añadía Larraín.
La actriz compone uno de los mejores personajes de su carrera, mimetizada con los ademanes, los gestos y la fragilidad de una princesa solitaria y desvalida. “Hay cierta gente que tiene esa energía penetrante. Lo que me parece con ella es que es alguien a quien es fácil desarmar y ver cómo es, y a la vez es alguien tan sola y aislada. Esa es su gran paradoja, que por un lado hacía feliz a mucha gente y por otro se sentía tan desamparada. Me atraía la idea de interpretar a alguien tan desesperada por conectar, capaz de hacer a otra gente sentirse bien y a la vez ella sentirse tan mal en su interior”, comentaba la actriz, de cuya carrera se pueden trazar paralelismos con la vida de Lady Di, sometida a un cruel escrutinio púbico y mediático tras saltar al estrellato con la saga ‘Crepúsculo’.
El director abusa de las metáforas y subrayados - los collares, los trajes que le han elegido, las perdices y sus problemas con la comida- e incluso traza un espejo fantasmal con Ana Bolena, la segunda mujer de Enrique VIII que finalmente acabó decapitada por supuesto adulterio y traición. El guion que firma Steven Knight, creador de la serie ‘Peaky Blinders’, adolece de sutileza. Larraín dirige con movimientos circulares de cámara, con preciosismo y esmero, todas las escenas palaciegas en una cinta en la que también destacan los excelentes trabajos de fotografía de Claire Mathon y la música de Jonny Greenwood.
Si para ‘The Crown’, serie desde una visión hegemónica, la figura de Diana es un agente desestabilizador para la monarquía porque desafía el poder de la reina, Larraín rompe a medias el cuento de hadas, explota la falsa inocencia y asume las tesis feministas que ven a Lady Di como un icono que logró emanciparse.
José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...