¿Qué harías tú si te quedaras encerrado en un centro comercial?

Madrid

Son las 21:45h y ya empieza a sonar por megafonía el aviso de que están a punto de cerrar. Merodeando por la sección de muebles decidimos escondernos debajo de una cama Juanjo, dentro de un armario yo, y esperar.

El Corte Inglés de noche es como otra dimensión de la realidad. La oscuridad, el silencio, la soledad. Lo que pretendía ser una experiencia divertida se convierte también en algo un poco siniestro. Hasta las escaleras mecánicas suenan diferentes al bajarlas a pie. Porque todo se para a esas horas. Todo menos nosotros que deambulamos como fantasmas entre maniquíes.

¿Qué harías tú si te quedaras encerrado en un centro comercial con todo el edificio a tu disposición?... Nosotros decidimos afrontarlo con energía sirviéndonos un vino en la cafetería y cortando un poco de jamón 5J (que nos perdonen los camareros por no lavar las copas después). Nos probamos ropa de marca, unas deportivas para ir más cómodos, todas las gafas de sol (todas las que no están bajo llave), trasteamos entre los adornos de Navidad, pero rápidamente nos vamos a las dos secciones en las que nos gustaría que esparcieran nuestras cenizas...

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Solo cuando entramos en el supermercado nos encontramos con otros fantasmas como nosotros. Son los reponedores y personal de limpieza que entran a las 11 de la noche para que en el turno de mañana todo esté en su sitio y no falte de nada. A ninguno le sorprende vernos por allí. Según Millás “es que piensan que estamos muertos” . Es la una de la madrugada y ya estamos cansados de tanto subir y bajar, recorrer pasillos, abrir bolsas, beber, probar. Decidimos poner fin a la aventura en la tienda gourmet. Nos aprovisionamos y procedemos a subir a la sección de colchones...

… Hasta que un guardia de seguridad pone fin a la fantasía. Siempre estuvimos en el punto de mira de sus cámaras. ¡Qué ilusos fuimos al creer que no nos veía nadie!

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