Fidel Castro, personaje de cine

Madrid

En el equipaje que Fidel Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos y el resto de los 82 guerrilleros llevaban cuando en 1956 abandonaron su exilio mejicano a bordo del barco Granma con destino a Cuba, había una cámara de cine. Ya en Sierra Maestra Fidel y sus compañeros se dejaban filmar con asiduidad con objeto de dar publicidad a su lucha. A partir del derrocamiento del dictador Fulgencio Batista y de la entrada triunfal de los revolucionarios en La Habana fueron las cámaras las que se enamoraron de Fidel, persiguiéndole sin cesar ya para siempre.

Fidel Castro sabía de la importancia testimonial del cine. Una de las primeras medidas que tomó al hacerse con el poder fue la creación del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos. En años siguientes apoyaría la creación de otras instituciones como el Festival de cine de La Habana o la Escuela Internacional de Cine y Televisión.

Para Castro el cine era principalmente un asunto político y no dudó en legitimar la censura como arma para defender su revolución de lo que él llamaba la “perniciosa influencia imperialista”. Pero más allá de la utilización política que hacía del medio, Fidel Castro era también un gran aficionado al cine. El dirigente cubano veía en su cine privado o mediante videos todas las películas importantes que llegaban a Cuba, aunque en el documental Comandante le confesaba a Oliver Stone que en los últimos años de su vida apenas veía ya ninguna.

Fidel Castro era muy amigo del actor Gerard Depardieu y tenía también sus ídolos cinematográficos. Como Sophia Loren o Brigitte Bardot. El difunto dictador cubano aparece más de 80 veces citado en la base de datos Inter Movie Data Base, la mayoría de ellas como protagonista de películas documentales, pero también hay entradas como personaje cinematográfico e incluso alguna como actor.

Con 19 años y mientras estudiaba en la Universidad intentó labrarse una carrera como galán latino en Hollywood, aunque solo logró aparecer como extra en tres películas protagonizadas por Esther Williams en 1946. En Festival en México aparece con camisa de chorreras y sin barba como uno de los coristas que acompañan a Xavier Cugat. En Qué siga la boda se le puede ver al lado de la piscina mirando a la actriz y en Escuela de sirenas parece ser que sí tenía un papelito mínimo, el de un estudiante que se preparaba para un concurso de preguntas en la televisión, pero su escena fue eliminada en el montaje. Las tres películas fueron prohibidas en Cuba cuando Fidel y sus revolucionarios llegaron al poder.

Sí es protagonista en cambio en las docenas de documentales que analizan su figura desde varios ángulos. Desde los más complacientes como Mi hermano Fidel, a los más críticos como Cuba, la bella. Uno de los más conocidos es Comandante, fruto de las más de 30 horas de grabaciones y entrevistas con el líder cubano que Oliver Stone grabó en 2003.

La imagen de Fidel también se cuela numerosas veces a través de documentos de archivo en muchas películas. Títulos como El precio del poder, JFK, Antes que anochezca o Topaz de Alfred Hitchcock, incluyen imágenes reales de Castro. Imágenes casi siempre de alguno de sus discursos. Un caso curioso fue la película Cuban rebel girls, las rebeldes chicas cubanas, estrenada en 1959 y escrita y protagonizada por Errol Flynn. En este film, que fue el último que rodó Errol Flynn antes de su muerte, el actor hace de un periodista norteamericano que intenta entrevistar a Fidel y acaba luchando junto a sus guerrilleros. Pues bien, las imágenes reales de Castro y los suyos se mezclan con las de ficción interpretadas por los actores.

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Luego están las varias películas en las que Fidel Castro aparece como personaje cinematográfico. El único biopic, más o menos oficial, que se ha hecho hasta la fecha es la miniserie de televisión Fidel estrenada en 2002 y protagonizada por el actor mejicano Víctor Hugo Martín. Y es que el cine ha prestado bastante más atención a la figura del Che Guevara que a la de Fidel Castro.

En la película Che que dirigió Richard Fleischer en 1969, Omar Sharif daba vida al guerrillero argentino mientras que Jack Palance le ponía rostro a Castro. En esta película se le retrataba como un líder titubeante y sin ideas propias y era el Che el que aparecía como el gran estratega de la revolución cubana tanto en la lucha de guerrillas como en las decisiones tomadas al llegar al poder.

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En 2008 Steven Soderbergh volvió a acercarse a la figura del Che Guevara en su díptico Che, el argentino y Che, guerrilla, protagonizadas por Benicio del Toro y en las que Fidel aparece también como personaje secundario. En estas dos películas era el actor mejicano Demián Bichir el que daba vida al dirigente cubano. En Ciudad perdida, dirigida por el actor Andy García, el personaje de Fidel aparecía varias veces, pero siempre en segundo término.

En I love Miami, estrenada en 2006 era el español Juan Luis Galiardo el que le ponía rostro. Y en la película Lío en la Habana el dictador estaba interpretado por el actor australiano Anthony LaPaglia. Lío en la Habana, estrenada en 2000, era una comedia paródica que giraba en torno a un complot de la CIA para asesinar a Castro. Y hablando de parodias no podemos olvidar tampoco Bananas de Woody Allen, en la que no se trataba exactamente de la revolución cubana pero cuyos personajes estaban claramente inspirados en Castro y los suyos.