España tiene talento, pero...

Madrid

España produce talento, pero menos de lo que debería. Talento también emprendedor, empresarial. Lo demuestra en la creación de startups. Ya saben, empresas emergentes muy innovadoras, en su inmensa mayoría tecnológicas, que nacen con poco dinero y mueren con facilidad. En los primeros meses de este año, han multiplicado por tres su captación de financiación, o sea, de inversores que confíen en sus proyectos. Está bien. Pero no es bastante. El número de estas empresas-baby apenas alcanza las 7.000 en este país, un 5% de las 140.000 europeas: atendiendo a la población y al tamaño de la economía doméstica, deberían superar el 8%, o el 10%. Por eso está muy bien que estén a punto de contar con una nueva ley, lanzada hoy mismo, que estimule su creación: con incentivos fiscales, y otras ayudas oficiales de todo tipo. Hay un factor en el que se debe además contar especialmente, y de forma masiva, con el sector financiero privado. Cuando una start-up española empieza a hacerse grande y necesita dinero para ampliarse, suele encontrarlo en fondos norteamericanos. Ellos le invitan a trasladar su sede a EEUU. Casi ninguna se resiste. No sería ningún problema si también ocurriera lo mismo en sentido inverso, y que aquí se captase también talento exterior, uno de los objetivos de la ley en ciernes. A por ello.