Hacerse "un Rivera"

Madrid

Si el discurso de un hombre público no contiene alternativas reales; si en cambio acarrea palabras altisonantes e improperios; si sucede todo eso, es que carece de mejor razón. Cuando además el político es de derechas; se le supone haber pasado por una buena escuela; y el manejo de modales exquisitos, el uso de tacos es una salida de tono del todo chocante. "Qué coño tiene qué pasar para" lo que sea, imprecaba al presidente del Gobierno esta mañana el siempre pulcramente vestido Pablo Casado. Otros de su área trataban a Cataluña como a la Suráfrica racista del "Apartheid". ¿Dónde han aprendido geografía? ¿Por qué hacen eso, en vez de proponer ideas, fórmulas, políticas concretas, proyectos mejores? Quizá naden en lágrimas de tristeza al comprobar que el pacto del presupuesto entre socialistas y otras minorías va adelante, y que se aprobará antes de Navidad. Así que la legislatura debería durar. Y se esfuma el deseo de ocupar la Moncloa por un tropiezo repentino de Pedro Sánchez. Quien recupera alianzas y parece remontar sus débiles momentos de hace unos meses. Atine, señor Casado: antes que usted, Albert Rivera también tenía prisa, se precipitó, se quedó solo y se despeñó. A eso se le llama ahora "hacerse un Rivera".