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Álvaro Benito: "Canto porque alguien tiene que cantar, lo que me hace feliz es componer"

El vocalista de Pignoise presenta su octavo disco en Hoy por Hoy

El grupo Pignoise publica este viernes su octavo disco, 'Diversión', el primero desde 2015. El vocalista del grupo, Álvaro Benito, habla con Àngels Barceló en los estudios de la SER, su casa, donde cada noche y cada fin de semana analiza el fútbol en El Larguero y Carrusel Deportivo.

Fuiste profesional del fútbol, eres profesional de la música, eres comentarista deportivo. ¿Te ha llegado la sensación de que la gente dice que haces todo bien?

No soy muy consciente de los pasos que he ido dando viéndolo como una vida completa sino que he ido viviendo muy a tiempo presente. Mi vida era el balón. Me encantaba la música, con 16 años me compré mi primera guitarra eléctrica. Es cierto que si no me hubiese lesionado seguramente nada de lo posterior hubiera sucedido. En el mundo de la música me costó muchísimo quitarme la etiqueta de ‘futbolista que ahora tiene un grupo de música’, nos costó muchísimo que nos tomaran enserio.

Tú no hablas desde los colores y eso es una señal de respeto que no es muy habitual.

Empecé en 2007/2008 con Josep Pedrerol en lo que luego se convirtió en El Chiringuito y en principio le dije que no porque me habían dado muchos palos en la música y quería apartarme del balón. Él insistió durante tres o cuatro meses y un día fui, me puse a hablar de fútbol y hasta hoy. Me di cuenta que me gustaba analizar el juego, me saqué los tres cursos para entrenador y luego ya me llamaron para entrar en las categorías inferiores del Real Madrid. Al analizar partidos, me da un poco igual el hecho de las camisetas, me centro en los aspectos del juego.

¿Hay algún momento de tu vida en el que no tienes claro si tirar hacia la música o el fútbol?

No, siempre fue fútbol. Desde que me puse en pie iba con un balón a todas partes. Me vine con 14 años a Madrid desde Ávila, me fichó el Real Madrid y me vine a estudiar y jugar el fútbol, sacrifiqué todo por jugar. De hecho no tuve infancia, porque estábamos aquí en la calle Recoletos en una pensión donde teníamos unos horarios bastante estrictos, entonces todos los que estábamos allí, la adolescencia no la vivimos tal cual.

¿Has pensado alguna vez que quizá tuviste mala suerte, que quizá ahora esa misma lesión no te hubiera apartado del futbol?

Es una posibilidad. La verdad es que nunca le he dado demasiadas vueltas. No soy muy de mirar atrás con tristeza, creo que en la vida los pasos hay que darlos hacia adelante por mucho que pasen cosas muy duras. Mi problema fue que el menisco, que es lo que está entre los huesos, antes cuando se lo rompía un futbolista, te quitaban la parte rota. Cuando volví a jugar, no había menisco entre los huesos, entonces los cartílagos empezaron a chocar y a partir de ahí sufres inflamaciones crónicas que son difíciles de restaurar o de buscar una solución. Por mucho que hagas reposo, cuando vuelves, vuelve a rozar la misma zona. Luego me hicieron un trasplante de menisco en EEUU y volví a jugar al fútbol, pero no era ni el 50% del futbolista que fui. Y fue casi más duro eso, Àngels. El hecho de volver a jugar y comprobar que era incapaz de desarrollar el futbol que yo tenía fue mucho más duro que todo el proceso, que ya fue duro en sí.

Cuando tuviste que dejar el fútbol, quizá fue más alivio, ¿no?

Alivio. El camino de la incertidumbre, que yo lo llamaba, porque después de la primera operación volví a tener problemas, después se reprodujeron las operaciones, más del sufrimiento físico de operarte, estar en casa, eso era durísimo, pero lo peor era la incertidumbre. ¿Cómo estaré? ¿Podré caminar? Porque yo estuve cuatro años de mi vida en los que no podía estar de pie 10 minutos porque la rodilla se me ponía como un bote. De hecho mis amigos siempre me recuerdan que estaba pegado a una bolsa de hielo y cuando hacíamos planes lo primero que preguntaba era, ‘pero, ¿puedo sentarme?’. Y la incertidumbre de dónde iba a jugar, porque para mí salir del Real Madrid era un drama. El momento en el que yo decido colgar las botas respiré. Me acuerdo que llamé a mi padre y dije, ‘la vida me llevará por otros caminos’.

¿Es automático el paso del fútbol a la música?

No, porque cuando Pignoise surge somos tres chicos en un garaje que no sabíamos tocar, no sabíamos nada de la industria musical ni de los pasos necesarios para buscarte una vida en ese ámbito, comenzamos a quedar en mi casa para disfrutar. Yo cuando empecé a tener una mínima noción de música empecé a componer, es la parte que más me gusta de este trabajo. Empezamos a grabar nuestras maquetas, a moverlas por todos los sitios. No nos querían en ningún lado pero fuimos muy persistentes. Grabamos dos discos autofinanciados y seguían sin querernos, pero seguimos siendo persistentes hasta que un día nos sonrió la fortuna.

Este es el octavo disco de Pignoise, ¿no?

Pues posiblemente (risas). Lo sabrás más tú que yo.

¿Tú cómo lo defines? ¿Sois más maduros?

Ha sido un disco de difícil gestación. Desde 2015 no habíamos hecho nada nuevo. En 2015 con un disco recién sacado me llaman para entrenar al Real Madrid y aparco la música. No es que dejásemos el grupo de manera definitiva pero yo ya no me podía dedicar a la música con continuidad porque el hecho de entrenar te absorbe. En verano sí nos juntábamos y hacíamos algún concierto por el hecho de matar el gusanillo. Si hubiera seguido subiendo los peldaños hacia ser entrenador profesional quizá nunca hubiese vuelto a sacar música nueva. En 2019 cuando dejo de entrenar en el Real Madrid se presenta la oportunidad de volver a la música. Hicimos unos conciertos, superamos nuestras expectativas y pensamos en hacer música nueva. Yo estaba en otro punto como músico a nivel compositivo, pero hemos intentado volver a las raíces y que el disco suene totalmente reconicible a Pignoise.

¿Qué te hace más feliz componer o cantar?

Componer. Yo no soy cantante, canto porque alguien tenía que cantar en el grupo. Yo escribo canciones, ahora estoy muy focalizado en estudiar, todo el tiempo libre que tengo lo empleo en estudiar música.

¿Hay diferencia en salir al Santiago Bernabéu lleno de gente y a un concierto?

Hay diferencia. El mundo del fútbol es incertidumbre, tienes que ganar a un adversario, es un ejercicio físico, no todos los días te encuentras igual. De hecho, una de las cosas que te suceden antes de salir a un partido es que dices, ‘ojalá me sienta bien hoy de piernas y pueda estar cómodo físicamente’. Al final hay más presión, para mí la música es algo mucho más lúdico, la gente va a verte a cantar tus canciones. Tienes responsabilidad, pero lo vivo mucho más relajado.

¿Te dolió salir del Real Madrid en 2019?

Tampoco demasiado, sinceramente. Entendí perfectamente la decisión que tomaron. En mi casa todos nos sentimos con algo de derecho a ser críticos. Ahora que no estoy en la casa soy muchísimo más prudente con el Real Madrid a la hora de hacer una crítica que cuando estaba allí porque entendía que nadie se iba a pensar que yo quería decir algo para hacer daño al Real Madrid

¿Volverías a entrenar?

Sí, claro. Si sale algo lo suficientemente atractivo y estimulante para que yo abandone todos los otros frentes en mi vida. No es fácil porque ahora mismo estoy muy feliz. Tiene que ser algo irrechazable.

No le pierdas el ojo al Barça…

(Risas).

 
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