Javier Bardem: ''Hay paralelismos entre la cultura de la cancelación y el macartismo"
El actor estrena 'Being the Ricardos', una película de Aaron Sorkin en la que trabaja con Nicole Kidman y que habla del macartismo, del machismo y de la industria de la televisión americana
La entrevista completa en vídeo a Javier Bardem / Cadena SER
Madrid
Durante el macartismo todo el mundo fue sospechoso, más si se trataba de alguien asociado al mundo del espectáculo. Lucy Ball, la gran estrella de la televisión de los años cuarenta a los sesenta, se enfrentó a las acusaciones de comunista. Ella aseguraba que siempre defendería derechos para los trabajadores, lo hizo su padre y ella también, pero no se afilió a ningún partido. Para colmo, su marido, Desi Arnaz, era un cubano republicano y anticastrista, que huyó de la isla con su familia a Estados Unidos.
Esta historia es el centro de Being the Ricardos, la nueva película de Aaron Sorkin, que se estrena el 21 de diciembre en Amazon. Sorkin, uno de los guionistas que ha tratado de contar la historia reciente americana desde distintos personajes, como un ficticio y cuasi perfecto presidente del gobierno, o desde el álter ego de Mark Zuckerberg, fundador de una de las empresas que cambió las últimas décadas, no quería dejar pasar la oportunidad de relatar uno de los momentos más turbios de la democracia americana, como fue la persecución y calumnia de la gente de izquierdas.
El actor preparó el personaje durante la pandemia. Cuenta que se dio un atracón a ver los capítulos de Lucy Ball y que descubrió que hasta sus hijos disfrutaban con ellos. Ball usaba el humor físico, mucho más que el humor verbal, y ahí descubrió Bardem la importancia del cuerpo en la comedia, algo que domina en esta película y en su otro éxito esta temporada El buen patrón. Bardem canta y baila. Es la primera vez que le vemos cantar, aunque ya había rodado La sirenita, un musical, antes de ponerse a las órdenes de Sorkin.
"Bailar bailar, no hay tanto baile. El canto sí era un tema que trabajar. Me apetecía. Esta película me pilló rodando La Sirenita, que es un musical y yo ya estaba con la voz más caliente y me atreví con estas cuatro canciones en solo un mes y medio de preparación, algo justito si no eres cantante. Es lo que más disfruté, trabajar con una coach y mi logopeda. Entre los tres buscamos la voz y empezamos a trabajar sobre ello", nos cuenta en una entrevista en la Cadena SER desde Estados Unidos, donde el actor sigue haciendo promoción con la película de León de Aranoa.
El director de El ala oeste de la Casa Blanca y El juicio de los siete de Chicago es conocido por sus afilados y largos diálogos planteaba serios retos a los actores. "Aquí lo más difícil fue trabajar los silencios". "La precisión y la exactitud de la palabra tiene que estar ahí y eso es así y no se toca. Pero curiosamente a Sorkin le preocupa más que la palabra, el silencio", explica Bardem. "Hacía hincapié en que escuchásemos, que no fuésemos cotarras".
Bardem hace de un cubano, es la segunda vez que plasma este acento en la gran pantalla, la primera fue por convertirse en Reinaldo Arenas en Antes que anochezca, un papel que le dio su primera nominación al Oscar. "Ser extranjero y hacer a un extranjero tenía la posibilidad de modificar alguna palabrita, era la envidia de todo el casting porque podía cambiar a Sorkin".
“Y cada vez que decíamos, ‘Oh, esto no está funcionando. ¿Estás seguro?’, él era inquebrantable en su decisión y eso me encanta... Eso es lo que quieres en un director”, añadía su compañera de reparto Nicole Kidman. La actriz recrea la famosa escena de Lucy Ball pisoteando uvas para hacer vino en la famosa serie, una de las escenas estrella de la producción. “¡Fue muy divertido!”, dijo. “Me encanta hacerlo. Es algo que recomiendo probar”, decía la Kidman.
Being the Ricardos se adentra en el mundo de la televisión americana de los cuarenta y cincuenta, en las salas de guion, en el miedo a ser acusado de comunista, en el machismo hacia las mujeres. Lucy Ball se quedó embaraza y quisieron sacarla de antena. Ella y su marido se negaron. También evidencia cómo una mujer, por mucho talento que tuviese, nunca era considerada como un hombre para tomar decisiones. Quizá el problema de la cinta es que se diluye por muchos caminos y no acaba de definirse. Es una crítica a la censura, también al machismo, pero por su puesto un retrato de un matrimonio tóxico.
Sorkin sitúa la acción en una semana, la más difícil para la pareja televisiva. Tienen que enfrentarse a los Comités Americanos, al FBI, pero también salvar su matrimonio. ¿Vivimos un momento de tensión como aquel? "El tema de la política de la cancelación con Twitter y el macartismo es más parecido que el de la extrema derecha haciendo listas negras. Con todo hay que estar atentos y hacer frente a todas esas burradas que están creando y también las cosas que están frenando, como los derechos de la comunidad gay. Es tremendo, es como dar pasos hacía atrás. Aaron Sorkin sí se refería a la política de cancelación de Twitter, de ser apaleado en redes y de carreras que se van al desastre y el macartismo sí es algo que puede ser paralelo".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...