José Sacristán: "Pobre de aquel que piensa que lo sabe todo, debe ser un coñazo ir de sabio"
El actor repasa su trayectoria y su vida en un encuentro con motivo del Goya de Honor 2022
Madrid
José Sacristán mira atrás y siempre se reconoce. “Todas y cada una de las películas forman parte de mi vida, estuvieron ahí para ayudarme a vivir, para ayudarme a alimentar la ilusión de ser actor. Gracias a eso fui construyendo mi vida y haciendo crecer mi propia vocación”, recuerda el intérprete en un acto organizado por la Academia de Cine para celebrar su Goya de Honor. Un reconocimiento a una extensa carrera en cine, teatro y televisión que, por ahora, no piensa dejar. “¿Retirarme? ¡No!’ Antes monja”, bromea.
El actor se alegra y agradece cada premio, nota el calor del público, de sus compañeros y de mucha instituciones, pero su meta no deja de ser seguir trabajando. “No hay nada mejor cuando llega un reconocimiento así que te pille trabajando. La continuidad en el trabajo es la mayor medida del éxito cuando ejerces un oficio así en un país como este. Si no amas este oficio, no hay manera de sobrevivir. Es temerario vivir pendiente de si los demás te van a reconocer o no. Cuando alguien te señala o te toca, tienes que tener cuidado, para que no te lo creas”, advierte.
Sacristán formó parte del grupo que fundó la Academia de Cine, que impulsó la Unión de Actores y ha recordado cómo siempre le tocaba ir a casa de su amigo Fernando Fernán Gómez a pedirle 5.000 pesetas para estos proyectos. “Toma los 5.000 pero no fundes más cosas”, le dijo la última vez. El actor defiende que sigue trabajando cada día con la ilusión de un niño. “No descuido el crío que fui, no hay mayor seriedad que la del niño cuando juega, esa es la prioridad para mí, no perder ese estremecimiento”. Esa pasión durante décadas sin parar de trabajar y su carácter lo han convertido en uno de los artistas más queridos de España.
La Academia de Cine destaca precisamente su trayectoria "por ser un modelo de entrega, pasión, ética y profesionalidad para todos los cineastas jóvenes, por ser el rostro y la voz del cine español de las últimas seis décadas”. Y él solo piensa en seguir aprendiendo cada día y disfrutando del oficil. “Pobre de aquel que piensa que lo sabe todo. Esto es un aprendizaje permanente. La iniciativa nunca ha partido del mí y siempre ha sonado el teléfono, y cómo no atender cuando el texto que se me ofrece es interesante. Debe ser un coñazo ir de sabio, profesor o sabelotodo”.
A Sacristán le gusta tanto subirse a los escenarios o rodar nuevas películas -con jóvenes directores con los que le encanta abrirse a otros mundos- como verlas. Es un apasionado cinéfilo desde pequeño. “Yo me iba al cine con un bloque y un lapicero. Los actores y el director me los sabía, pero apuntaba el guion, música, y dirección del fotografía… Conservo aquel cuadernillo de la gente que hacía las películas. Tengo la suerte de seguir disfrutando muchísimo, tanto más como espectador que como actor. El cine nos ha dado la vida. Y hay películas de reclinatorio, tú no puedes ver ‘Eva al desnudo’ sentado, la tiene que ver de rodillas”, ha contado.
El actor ha recordado su etapa en el Círculo de Lectores en los años 60, los únicos meses que vivió apurado porque no llegaba trabajo y había nacido su hijo mayor, y también algunas anécdotas derivadas de su compromiso político. “No iba a los rodajes cantando La Internacional, pero nunca he ocultado mi manera de pensar, nunca me ha gustado eso de la militancia, y los problemas que tuve alguna vez fue por defender a mi amiga Pilar Miró”, ha concluido.