Sigue la agonía de Boris
La agonía política de Boris cabalga a la misma velocidad en que se vacían sus botellones
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Madrid
La agonía política de Boris cabalga a la misma velocidad en que se vacían sus botellones. Sus últimas apariciones, como la de hoy en los Comunes, no hacen más que excitar a tories y troyanos. Sobre todo a los tories, los conservadores. Esto es lo más nuevo. No estaban acostumbrados a que su líder recogiese tanto desprecio: de sus electores, y hasta de la poderosa prensa sensacionalista. De repente, la lista secreta de los diputados de su grupo pero partidarios de censurarlo, y de buscar otro líder alternativo, va engordando. Los discrepantes se reúnen ya públicamente, en número de veinte. Y empiezan las defecciones más visibles. Uno de ellos ha roto el carnet y se ha apuntado al partido rival, el laborista. Y es que al personal le molesta ser objeto de tantas burlas, tan reiteradas. Como los botellones de celebración en la residencia oficial de Downing Street cuando había confinamiento. Y que el primer ministro los disfrace de "reuniones de trabajo" y se excuse en la increíble coartada de que "no sabía nada": ¡los organizaba su secretario particular! O la befa a la institución monárquica, cuando uno de esos botellones se celebró en una jornada de luto nacional, justo la víspera del entierro del marido de la Reina, el duque de Edimburgo. Lo peor es que el folletín seguirá. Lo alimenta su antiguo hombre de confianza, Dominic Cummings, con filtraciones continuas. Y es tan testarudo como él.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...