Una 'Bodeguita Escondida' en el centro de Hervías
Antonio Larrea recupera la bodega que sus bisabuelos utilizaban para hacer vino y pagar jornales a los segadores
Una 'Bodeguita Escondida' en el centro de Hervías
Logroño
Cinco comidas diarias y una cuartilla de vino (4 litros). Ese era parte del salario de los jornaleros que se dedicaban a la siega a principios del siglo XX. Ese es el origen del proyecto de la Bodeguita Escondida de Hervías. Los orígenes hay que buscarlos en los bisabuelos de Antonio Larrea, su actual propietario, que elaboraban vino para consumo propio y para pagar los salarios de los jornaleros que se dedicaban a la recogida del cereal en el valle del Oja.
El edificio de la bodega, ubicado en el núcleo urbano del pueblo, es un edificio de finales del siglo XIX o principio del s XX, que consta de una zona de elaboración de unos 25 m2 y un calado subterráneo de unos 45 m2 con los cimientos de piedra y la bóveda de ladrillo. Un edificio que permaneció abandonado o utilizado como pajar o chamizo durante los últimos años.
Ahora la bodega vuelve a funcionar con su cometido original, hacer vino. Aunque ya no se utilice para pagar los jornales de los agricultores. Es el sueño y realidad de Antonio, que comenzó haciendo vino por curiosidad y ya dirige un proyecto que forma parte de la DOC Rioja. Eso sí, con una filosofía de lo pequeño, del cuidado. Por ello, su propietario no se plantea más de 6000 kg de uva al año, es decir, aproximadamente el vino que produce 1 hectárea de viña. Su tamaño reducido también hace que tenga sus peculiaridades, como que aunque vayan a lanzar su primer vino envejecido, no vaya a ir etiquetado como crianza. La propia normativa de la denominación no lo permite, al no llegar al mínimo de 50 barricas.