El Hotel Los Agustinos de Haro fue una cárcel
Las paredes del claustro de este edificio albergan más de 160 inscripciones que dejaron los presos y reflejan nombres propios, lugares, dibujos o años de condena
La Alternativa con Carmen Bengoechea: Arqueología de la mano de Marta Pérez Angulo (24/02/2023)
Logroño
La arqueología es un mundo sin límites y en La Rioja somos afortunados de tener evidencias históricas desde la prehistoria hasta la modernidad. En La Alternativa de La Ventana de La Rioja, la experta en turismo Carmen Bengoechea y la arqueóloga riojana Marta Pérez Angulo, hacen un recorrido por restos algo desconocidos de nuestra tierra. No hablamos de grandes palacios ni castillos, sino de pequeños detalles del pasado que nos hacen entender quiénes somos y de dónde venimos.
Carmen Bengoechea (dcha) y Marta Pérez Angulo, en los estudios de la SER de La Rioja.
Una de las paradas de este recorrido la hacemos en la ciudad de Haro, concretamente en el actual claustro del Hotel Los Agustinos, de la ciudad jarrera. Y es que, este edificio que hoy conocemos como un recurso hotelero, esconde en sus paredes mucha historia.
"En 1373 se fundó como monasterio, después fue guarnición militar y hospital militar. También se usó como cárcel, incluso la zona trasera se usó como colegio", cuenta la arqueóloga Pérez Angulo en los micrófonos de la SER. Todos estos usos han dejado una huella en las paredes de este claustro. "Este edificio fue cárcel a partir de 1839 y también durante la guerra civil. El espacio de uso común que tenían los presos era el claustro y con tanto tiempo libre se dedicaban a hacer sus propios grafitos en las paredes", explica Pérez.
Inscripciones en las columnas
"En esos dibujos los presos dejaban sus nombres, inscripciones sobre las penas que tenían o las razones por las que estaban cumpliendo condena, también hemos encontrado muchas fechas", añade. Gracias a estos grabados en las paredes del claustro del actual Hotel Los Agustinos de Haro se han podido realizar dataciones, épocas de mayor o menor uso de la cárcel o buscar familiares a raíz de esos nombres.
Además, esta cárcel no sólo albergaba presos de Haro sino también otras personas de localidades cercanas como Briones o Casalarreina. "Se puede saber también que muchos de esos presos venían de pueblos de alrededor y muy orgullosos, dejaban el nombre de su pueblo escrito en la pared. También encontramos un nombre que acumulaba muchas fechas escritas. Es decir, era un reincidente y entraba y salía de la cárcel continuamente", señala Marta Pérez Angulo.