Política | Actualidad

Discurso de Gonzalo Capellán en su toma de posesión como presidente de La Rioja

El nuevo presidente de La Rioja ha tomado posesión del cargo en San Millán de la Cogolla

Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla / Cadena SER

San Millán de la Cogolla

Caminante, son tus huellas el camino y nada más…

Queridos riojanos y riojanas, prior, autoridades, alcaldes, concejales, amigos, familia…

Me gustaría, en primer lugar, agradecer a todos, de corazón, vuestra presencia en este día tan especial, en un espacio simbólico, inigualable, riojano y universal, como es San Millán de la Cogolla.

Hoy cabe preguntarse por qué estoy aquí. Hace ocho meses decidí dar un giro sustancial a mi vida. Durante este tiempo he compatibilizado la candidatura a la Presidencia del Gobierno con el ejercicio de la docencia y la investigación en la Universidad de La Rioja.

La educación, la lectura, los libros, la cultura, el conocimiento son para mí: vocación, dedicación, ocupación, pasión y, también, buenas dosis de emoción.

Cinco ingredientes que son para mí como las cinco caras -geométricamente equivalentes y existencialmente imprescindibles- que conforman el pentaedro imaginario de la actitud ante cualquier acción, actividad, empresa o reto que decidamos acometer en nuestra vida.

Y di ese paso aun sabiendo que suponía un esfuerzo extra en lo profesional, pero sobre todo en lo personal. Razón por la que quiero dar las gracias especialmente a mi familia y amigos, ya que vuestro apoyo, aliento y compresión han sido fundamentales para poder andar el camino, para perseverar en el trabajo, para alimentar el esfuerzo y para llegar con éxito a la meta.

Acepté el reto porque creía que podía aportar algo al futuro de esta tierra, porque tenía la firme convicción de que podía liderar un proyecto para construir entre todos un futuro mejor para La Rioja. Hoy, ocho meses después, digo GRACIAS a todas las personas que, a lo largo y ancho de todo el territorio riojano, han colaborado, cooperado y contribuido a construir ese proyecto.

Debo expresar también mi más honesto agradecimiento tanto a los riojanos que mayoritariamente nos han dado su confianza como a todos los que acudieron a las urnas para elegir libre y democráticamente a sus representantes y los proyectos políticos que consideraron mejor ajustados a su pensamiento y a sus ideas.

Conocido ese veredicto popular, debo declarar que estoy aquí para consagrar estos cuatro años a lograr el buen gobierno que los riojanos se merecen, ese buen gobierno que fue el lema rector de nuestra campaña, de nuestro proyecto político y de nuestro compromiso con la sociedad riojana. A ello nos dedicaremos en cuerpo y alma, con determinación, sin descanso, sin desfallecimiento por arduo, complejo o accidentado que sea el camino.

Me conocéis, sabéis el valor que doy a la palabra, lo aprendí en el seno de mi familia y lo reforcé en mi estudio de la historia, en una de cuyas excursiones por el tiempo me encontré e identifiqué con las palabras del ilustrado abate Raynal: “Cuando reina la buena fe, basta la palabra; cuando aquella falta, es inútil el juramento”.

Comencé esta aventura en Santa Coloma y, claro está, no fue por casualidad. Soy una persona a la que no le gusta dejar las cosas al azar, ni a la fortuna. Fue en Santa Coloma porque simboliza y cristaliza un instante clave para la identidad riojana. En 1812 la España contemporánea estaba en plena construcción, se estaba gestando la modernidad de nuestro país y poniéndose las bases del Estado liberal mientras se luchaba contra los franceses por la libertad e independencia de la nación española.

En ese momento, los riojanos que se reúnen en Santa Coloma para enviar a representantes de nuestros pueblos a las Cortes de Cádiz, evidencian que ha habido siglos de identidad propia y singularidad en este territorio, plasmada en nuestro patrimonio, en nuestra historia, en nuestros municipios…

Somos una región que se ha ido cimentando sobre la cultura del esfuerzo, como la que se esculpió en piedra en esos lagares rupestres sobre los que nuestros ancestros pisaban las uvas para elaborar el vino. En sus contornos hunde sus profundas raíces nuestro actual sector y cultura vitivinícolas.

La Rioja es un enclave atravesado, marcado y vivificado por el Camino a Santiago, con todo lo que ello conlleva cultural y socialmente. La Rioja conforma un territorio donde la lengua castellana ha trazado el devenir de un amplio valle y de toda una región.

Una tierra rica en historia y en incomparables paisajes, pero sobre todo rica por sus gentes, por la extraordinaria forma de ser de los riojanos: acogedora, receptiva, afable, alegre, natural, cercana, sencilla, humilde… admirable.

Somos una región con una identidad genuina. Y Santa Coloma encarna todo ello, en especial la voluntad manifiesta de los pueblos riojanos para construir un futuro en común, unidos, cohesionados, en armonía. Por eso fue mi punto de partida, porque nuestro proyecto aspiraba a establecer una conexión íntima e indisoluble entre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

Pero, si hablamos de referencias riojanas, no podemos olvidarnos hoy de una persona fundamental para nuestra historia: Práxedes Mateo-Sagasta. Me he referido reiteradamente a ese político nacido en la sierra de Cameros, en Torrecilla, diferente, liberal, progresista, el político contemporáneo que durante más tiempo ha presidido el Gobierno de España.

Gracias a su labor se fueron desarrollando en nuestro país -con las consabidas limitaciones que cada época histórica nos impone- derechos y libertades, como el derecho de asociación, el sufragio universal masculino o la libertad de prensa, entre otras.

Pero no solo Sagasta contribuyó a hacer grande nuestra tierra, muchos otros riojanos han contribuido a la construcción de la historia contemporánea de nuestro país, desde el querido hijo de San Román de Cameros, Manuel García Herreros y Sáenz de Tejada, quien asumió un papel relevante desde las Cortes de Cádiz en 1810, hasta los miles de concejales que desde las primeras elecciones municipales de nuestra democracia reciente, celebradas en 1979, se han afanado y se afanan en trabajar honesta y desinteresadamente por cada uno de los municipios riojanos. A todos ellos rendimos hoy nuestro tributo y les mostramos nuestro agradecimiento.

La Rioja es fundamental para entender la España de ayer y de hoy, pero más fundamental aún para construir juntos la España del futuro. Y todas esas personas que han forjado nuestra historia moderna, edificando los sucesivos peldaños nos han permitido recorrer el camino hasta nuestro presente. Ellos son un ejemplo para mí, porque en la vida siempre hay que saber de dónde venimos para poder avanzar hacia dónde queremos ir.

Sin embargo, mi decisión de cambiar mi vida, y renunciar a muchas cosas, para trabajar por La Rioja va más allá. Como un artículo de fe, puedo proclamar aquí, ante todos ustedes, que creo firme y decididamente en esta región, porque en estos meses en los que he vuelto a recorrerla no ha dejado de sorprenderme, no he dejado de descubrir talento, gente ingeniosa, creativa, trabajadora y tenaz que bien pertrechados de audacia y valentía es capaz de crear, investigar, producir aquí y llevar a todo el mundo las cosas más sorprendentes y originales.

Este fructífero itinerario por nuestra tierra me ha reafirmado en mi creencia, en mi convicción y por eso me he comprometido a trabajar, a servir, a La Rioja y a los riojanos.

Más de una vez en distintos momentos y lugares de La Rioja he escuchado hablar de “devolver a la tierra lo que la tierra nos ha dado”. A mí La Rioja me lo ha dado todo: la Educación Primaria en el colegio Nuestra Señora de La Vega de Haro, donde tantos maestros me dejaron – como nos dejan a todos- huellas imborrables. Nunca olvidaré aquella sabia y valiosa frase de mi profesor de lengua y literatura: “leer educa la voluntad, fortalece la memoria y aumenta el léxico”.

La Secundaria, en el instituto Marqués de la Ensenada, complementada después en el Colegio Universitario -en la actualidad la Universidad de La Rioja- me ha dado las cosas más valiosas de la vida: los amigos, los seres queridos, a mi familia… Esta tierra es el motor y el corazón de mi vida.

La Rioja es un lugar de oportunidades donde el hijo de una ama de casa y de un humilde herrero sin estudios puede estudiar, formarse, salir fuera para enriquecer su currículum, alcanzar sus metas y decidir cómo y dónde quiere construir su proyecto de vida. Eso es lo que deseo para los riojanos: una tierra de libertad, igualdad, de oportunidades, donde todas las personas puedan desarrollar sus capacidades, su talento, sus aspiraciones, sus sueños…

Desde esa convicción profunda, desde esos principios y valores, y desde la gratitud, afronto el gran reto que supone desde hoy presidir la Comunidad Autónoma de La Rioja.

El fin principal en esta etapa de mi vida es volcarme para contribuir a que esta tierra se convierta en el lugar donde cada familia, pequeños, jóvenes, adultos, mayores, puedan luchar por sus ilusiones y hacerlas realidad. También incluyo a todos los que han venido de fuera a esta tierra acogedora, que abre los brazos a los que nos visitan y se enriquece con los que vienen a vivir con nosotros y son ya riojanos también.

Debemos lograr entre todos que La Rioja sea esa tierra excepcional donde todas las personas disfruten de oportunidades, donde puedan vivir cada día con mayor calidad de vida, en una sociedad inclusiva, segura y cohesionada. Este es un sueño, una ambición,por la que vale la pena el sacrificio y el trabajo que vamos a dedicarle.

Estamos en una tierra maravillosa, que, como he dicho muchas veces, es pequeña en tamaño, pero muy grande en riqueza, en potencial, en sus gentes. Y es tiempo de impulsar todas esas capacidades y oportunidades, de pasar -en términos aristotélicos- dela potencia al acto, de hacerlas realidad.

Si hace ocho meses elegí Santa Coloma para iniciar este camino, hoy no podía elegir otro lugar más representativo para mi toma de posesión como presidente de La Rioja que San Millán de la Cogolla. En este majestuoso enclave, Patrimonio de La Humanidad, donde hace más de mil años nació nuestra lengua española, quiero dejar mis primeras palabras como presidente de La Rioja.

Ese hito, que sucedió en el Monasterio de Suso, cambió nuestra historia, nos dejó una lengua nueva sobre la que se sustenta nuestra cultura e incluso nuestro propio Estatuto de Autonomía de La Rioja… Un estatuto que también está íntimamente conectado con San Millán, porque aquí se firmó en 1982 y que ha resultado fundamental para ir gestando lo que hoy es nuestra tierra.

Aprovecho el momento para agradecer su desempeño a todas las personas que a lo largo de estos más de 30 años han ocupado la presidencia de La Rioja. En nombre de todos los riojanos, ¡gracias!

Y qué mejor manera de homenajear a nuestra región y a San Millán que lograr una exposición de las Glosas entre estas paredes. Esta es una ilusión que trataré de hacer realidad con todas mis fuerzas, asistido también por nuevas evidencias históricas que prueban y demuestran nuestra legitimidad para poder solicitar con éxito esta justa y razonable demanda.

Aquí nació hace ya más de mil años, una lengua, la española, que hoy hablan más de 500 millones de personas. Me encantaría que los riojanos en primer lugar y todos los visitantes de dentro y fuera de nuestras fronteras puedan contemplar los primeros textos de esa lengua universal que nos acerca, nos hermana y nos abre las puertas del futuro con los países que conforman América Latina, así como con una comunidad hispanohablante global.

Fue un monje de San Millán quien, en el monasterio de Suso que hoy nos vigila entre los montes de la Sierra de la Demanda, dio forma escrita a lo que hasta entonces solo se hablaba. Aquí se escribió el primer texto en español, aquí se produjo la primera manifestación en todos sus niveles lingüísticos de la lengua romance hispánica. Nuestro monje tuvo que representar la lengua hablada de una nueva manera, desde las palabras hasta los sonidos pasando por la morfología y la sintaxis.

Un testimonio único de una lengua española que luego haría poema, en el mismo monasterio de Suso ya en el siglo XIII, la pluma del primer poeta de nombre conocido de nuestra literatura, Gonzalo de Berceo. Es mucho lo que hemos dado al mundo y a la Historia.

Junto a esa aportación dos poderosas razones concurrieron para que en 1997 la UNESCO decidiera que los Monasterios de Suso y Yuso fueran inscritos en la lista del Patrimonio Mundial. De un lado, las manifestaciones artísticas que reflejan esa rica diversidad de culturas, razas, religiones y sensibilidades que históricamente hanconvivido en España y La Rioja: estilo mozárabe, visigótico, medieval, renacentista y barroco.

De otro lado, por ser un testimonio excepcional de la introducción del monacato cristiano en el siglo VI y de su pervivencia continuada hasta la actualidad, en el presente la orden de los agustinos recoletos.

Inspirado por ese valor histórico, artístico, cultural y espiritual quiero hoy, aquí, sellar ante ustedes un compromiso con un pentagrama sobre el que, al igual que los griegos escribían la música, se escribirán los cinco principios fundamentales que enmarcarán,permearán y animarán toda mi acción política como presidente.

1. Una política indisociable de la ética.

2. La credibilidad como restablecimiento social del respeto por la política.

3. Una política cercana a los ciudadanos, que escuche sus problemas reales y atienda sus necesidades como única forma para soldar la fisura abierta entre la sociedad y la política.

4. El municipio como corazón de la política regional, haciendo de los 174 municipios de La Rioja una instancia esencial, primera y directa desde la que desarrollar las acciones que vertebren el territorio y ofrecer el servicio más inmediato a los riojanos.

5. La defensa de los intereses de La Rioja y los riojanos como único norte que ilumine el camino de nuestra política.

A partir de ahora toca descender desde estos principios a la acción, desde un programa político a un buen gobierno efectivo.

Por eso concluyo como comencé, con versos en español de un poeta universal, Machado:

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.