"El cambio horario puede generar ansiedad y depresión"

Esta próxima madrugada tendremos que retrasar una hora los relojes. Es algo que se hace cada año coincidiendo con el último fin de semana de octubre. Así que a las 3:00 horas deberemos retrasar el reloj a las 2:00 y de esta manera se da la bienvenida al horario de invierno.

Con este cambio se busca, por un lado, ajustar los relojes biológicos internos a la hora de la luz natural. Y por otro, ahorrar energía. Pero lo cierto es que desde hace años hay abierto un debate entre los que están a favor y en contra de esta modificación horaria. Un cambio que por cierto se aplica en 75 países de todo el mundo, incluidos los 27 de la Unión Europea.

Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, alrededor de 300 millones de euros podrían ahorrase en iluminación, esto es un 5% del total. De ello, 90 millones de euros corresponden a hogares y el resto de la industria.

Sin embargo, organizaciones ecologistas como WWF señalan que este cambio de horario no tiene ningún impacto sobre el ahorro y la eficiencia. Aunque reconocen que estas iniciativas y otras favorecen a una mayor concienciación ciudadana para ahorrar.

Desajuste en el sueño

La modificación al horario de invierno se concibe para ahorrar, pero son cambios que afectan a nuestro ritmo circadiano. "Lo que se produce es un desajuste de una hora entre nuestro reloj interno. Será un desajuste temporal que unos casos será de días, en otros de semanas. Vamos a ir con una hora de retraso, y por ejemplo, la sensación de hambre, internamente, la vamos a tener antes que hace unos días. Y claro, también se produce un desajuste en el sueño", señala el Jefe de Neumología del Hospital San Pedro, Carlos Ruiz.

Algunos estudios señalan, incluso, la relación directa entre el cambio de hora y el aumento de la incidencia de accidentes cardiovasculares isquémicos. Y es que aumentan los casos de ansiedad, miedo, tristeza y depresión. " Llegan esos desajustes emocionales y se produce una alteración que se llama "adelanto de fase", la de la oscuridad que nos predispone a dormir", asegura Ruiz.

El cambio al horario de invierno tiene menos efectos sobre las personas. "Es como jet lag y lo habitual es que antes de una semana nos adaptemos a nuestros ritmos biológicos. Pero claro hay algunos grupos que se ven más afectados. De hecho se estima que este trastorno afecta a entre el 1% y el 10% de la población. Y aquí encontramos a las personas que trabajan a turnos, los pacientes que de por sí padecen problemas de insomnio o las personas mayores".

También puede afectar a los escolares. "Mientras, las sociedades científicas coinciden en que deberíamos quedarnos con el horario de invierno", señala el neumólogo.

En 1987 el mundo se dividió en 24 meridianos, a Europa le corresponden 2. España está situada más cerca del meridiano de Londres que del de Berlín y es por lo que nuestro país debería tener el mismo huso horario que Canarias, Portugal e Inglaterra, durante todo el año. Solo hay dos países que viven en una hora diferente al huso horario que les corresponde, según el meridiano, y son España y Venezuela.