El acusado del homicidio del profesor jubilado de Logroño fue consciente del crimen, según la Policía

Logroño

El acusado del homicidio del profesor jubilado de Logroño, en febrero de 2020, fue consciente del crimen, ya que tomó medidas para evitar dejar rastro de su presunta autoría, según la Policía que intervino en los registros e inspección ocular, que mantiene la hipótesis de que pudo maniatar a la víctima, quien tenía golpes en la cabeza.

Así lo han constatado este jueves agentes de la Policía Nacional durante el juicio con jurado popular, que se celebra en la Audiencia Provincial de Logroño contra el acusado, de 34 años, como presunto autor del crimen; y una mujer, que, según el fiscal, tenía una relación personal con la víctima, quien había prestado a la imputada 54.000 euros y a la que denunció por estafa.

Por los rastros de sangre encontrados en el domicilio de este profesor, de 73 años, quien vivía solo, el presunto agresor iba preparado, con la ropa adecuada, para entrar en la vivienda, sin dejar huella porque se cree también que tenía llaves de la misma o la víctima le abrió la puerta, ya que en un teléfono hallado en la vivienda figura el rastro de haberlo utilizado para llamar.

Además, ninguna de las manchas de sangre halladas en la vivienda correspondían al acusado y sí a la víctima, según los agentes.

La inspección ocular determinó que en algunas superficies de la vivienda hubo presión, como en el manillar de un maletín forzado; y en el desorden hallado en algunas de las habitaciones, donde aparecieron armarios y cajones abiertos y un sobre con documentación de la víctima.

En el lavabo del baño también aparecieron manchas de sangre correspondientes a la víctima, lo que también indica que el presunto agresor pudo lavarse las manos tras cometer el crimen y no dejar rastro, han añadido.

Golpes y maniatado

El profesor fue hallado muerto con golpes en la cabeza, tirado en el suelo de la cocina, con las gafas y las zapatillas desparramadas, pero en una posición que denota que primero fue agredido en el pasillo y, después, fue llevado a este recinto, donde se cree que pudo haber acabado con su vida, han detallado los agentes.

La Policía también mantiene la hipótesis de que el profesor pudo haber sido maniatado en la cocina porque, junto al charco de sangre que apareció junto a su cuerpo, había fragmentos de una cinta adhesiva y la silla estaba orientada hacia la víctima y no hacia la mesa de comer.

Uno de los agentes que intervino un teléfono dentro de la casa de la víctima ha dicho que hay rastro de llamadas entre los dos acusados; así como unas fotografías del profesor realizadas durante una de estas conversaciones, incluso el día del crimen.

Entre otros detalles, en este teléfono aparecieron mensajes de la acusada al imputado en tono despectivo.

Petición de penas

El fiscal pide para el hombre una pena de 16 años de prisión como presunto autor de homicidio y obstrucción a la justicia; y para la mujer, 4 años y medio de cárcel por encubrimiento y obstrucción de la justicia; mientras que las defensas solicitan la libre absolución.

La acusación particular solicita para cada uno de los imputados 15 años de cárcel por homicidio o, subsidiariamente, 25 por asesinato; y 4 por obstrucción de la justicia.