"Fue muy duro, pero conseguí descubrirme a mí misma"
María, Fran e Íñigo cuentan cómo tocaron fondo, consiguieron abandonar las adicciones y reconstruir su vida
"Fue muy duro, pero conseguí descubrirme a mí misma"
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Logroño
El espacio que mensualmente les ofrecemos de la mano de Proyecto Hombre (PH) para hablar de adicciones y de otros aspectos que pueden generar problemas en el entorno familiar se ha centrado hoy en vidas reconducidas. En casos reales de personas que, en su día, por distintas circunstancias llegaron a tocar fondo, pero que, gracias a la ayuda de la entidad y muchas dosis de esfuerzo personal, han conseguido no solo recuperar sus vidas, sino además embarcarse en labores de voluntariado para ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación en la que ellos estuvieron en su día. Son, como apunta Óscar Pérez, director del Centro Residencial de Proyecto Hombre, “pequeños milagros que demuestran que con la ayuda adecuada se puede salir de todo tipo de problemas”.
Tres pequeños milagros
María lo sabe bien. Empezó a consumir muy pronto y poco a poco, según iba incrementando en ese consumo, dejó de relacionarse con sus amigos de siempre y redujo sus contactos a compañeros de consumo. “Había perdido oportunidades de estudio, mis padres no sabían qué hacer conmigo, perdí el trabajo... me di cuenta de que no podía seguir así y que me estaba perdiendo muchas cosas. Intenté dejarlo por mí misma y al comprobar que no podía comencé a consumir aún más. Tengo que reconocer el gran apoyo de mi familia, que me animo a buscar ayuda y a acudir a Proyecto Hombre. En el programa ambulatorio hubo momentos en los que me sentí muy sola, pero a medida que fue pasando el tiempo me fui descubriendo a mí misma”.
María terminó el programa. Hizo un voluntariado, porque siempre le había gustado ayudar a los demás, y comenzó a colaborar con PH. Hizo la carrera de Educación Social y hoy, diez años después, trabaja en la entidad.
Íñigo, tenía una familia estructurada, le encantaba jugar al baloncesto y moverse con el grupo de amigos que conocía a través del deporte. “Me cambié de centro educativo, hice nuevas amistades y comencé tontear con la droga. Ese consumo fue a más, he tenido unos niveles de consumo muy gordos, y ya cuando murió mi padre todo se me fue de las manos. Mi madre me convenció de que acudiéramos a PH, aunque yo no tenía ninguna confianza”.
Con ayuda del tratamiento, Íñigo comenzó a recuperar amigos, a hacer otros nuevos y consiguió dar un giro de 180 grados. “Pase del negro al blanco, y de eso hace ya diez años. He conseguido cosas que jamás hubiera imaginado, una vida estructurada, me he casado, he comprado un piso... no me lo creo”.
Voluntariado
A día de hoy, Íñigo es voluntario de PH y de Protección Civil.
Fran es uno de esos casos por los que nadie daba un duro. El alcohol le fue metiendo en una espiral de destrucción que a punto estuvo de costarle la vida en varias ocasiones. “No se puede tocar más fondo. Llegó un momento en el que era intentar recuperarme o morir”.
Íñigo consiguió dejarlo, pero en 2019 tuvo una importante recaída. “Estaba mejor porque no consumía, pero no había conseguido dar ese giro a mi cabeza que me permitiera reconducir mi vida”.
Con la ayuda de PH, Íñigo consiguió dejarlo otra vez, y en esta ocasión, consiguió además ese cambio radical.
Hoy colabora de voluntario con PH, Cocina Económica y Cruz Roja, “tres entidades que me ayudaron cuando estaba en suelo”.
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