El consumo de pornografía comienza entre los 8 y los 10 años y la mitad de los adolescentes tiene acceso a estos contenidos
Los expertos se muestran preocupados por estudios que establecen una relación directa entre el consumo de porno y la violencia sexual
El consumo de pornografía comienza entre los 8 y los 10 años y la mitad de los adolescentes tiene acceso a estos contenidos
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Logroño
Es un importante foco de preocupación no solo ya para las familias, sino también para todos los agentes que están en contacto con nuestros menores: Profesionales del ámbito sanitario, judicial, servicios sociales y docentes que se ven desbordados por un elevado consumo de pornografía que puede llegar a ser una adicción para nuestros jóvenes y adolescentes.
La consejería de Salud y Servicios Sociales ha desarrollado hoy una jornada, que lleva por título ‘El porno no es amor’ y que pretendía precisamente analizar el creciente consumo de pornografía entre la población adolescente y joven.
No es fácil frenar ese acceso temprano a la pornografía, cualquier teléfono móvil es una ventana abierta a todo, y ese primer contacto puede ofrecer una visión tan distorsionada de la sexualidad que puede acarrear problemas importantes. Por eso los expertos ponen el acento en la necesidad de una educación sexual temprana, tanto en el ámbito familiar como en el educativo, que pueda anticiparse a ese choque directo con el porno.
Y es importante porque muchos expertos vinculan esa exposición temprana y esa distorsión al incremento de agresiones sexuales que se están produciendo entre menores. Hoy mismo hemos conocido esa sentencia de tres años de internamiento para los cuatro menores que participaron en la violación grupal de dos niñas de 13 años.
Educación sexual, clave para combatir la pornografía
El consumo de pornografía en edades tempranas comienza entre los 8 a 10 años y hasta el 50 por ciento de los adolescentes tienen acceso a estos contenidos.
Desde la llegada de internet, el consumo de la pornografía entre menores se ha multiplicado y los riesgos entre los más jóvenes es mucho mayor que entre los adultos. Así lo ha dicho la experta Gemma Mestre, investigadora del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales de UNIR, que considera que se está investigando su relación con sus conductas como las mencionadas, “porque hay estudios que ya demuestran que puede tener una incidencia directa en cómo perciben su propia sexualidad, también en llevar a cabo conductas de riesgo, como no usar preservativo en su vida real porque en la pornografía no se utiliza, en conductas como el ‘sexting’, al compartir imágenes desnudos sin saber los riesgos que ello entraña, y también en las percepciones de género que tienen, en la permisividad sexual...”
Además, la investigadora detalla que es fundamental, en cuanto al consumo temprano, diferenciar entre el consumo voluntario al accidental, muchos de los menores que llegan a este tipo de contenido no lo hacen queriendo sino porque, de repente, están viendo otro tipo de contenidos en Internet y les saltan anuncios, por lo que los primeros contactos con este mundo están bajando mucho de media de edad”.
E incluso Mestre asegura que ya se está tratando el consumo de pornografía como una conducta adictiva, “no lo llamamos adicción a la pornografía porque no está reconocida a nivel mundial, pero hablamos de uso problemático de pornografía, y vemos que tiene muchas similitudes con adicciones ya consolidadas, como la adicción a las sustancias o al juego, ya reconocidas como adicciones comportamentales”.
Esta experta apuesta por filtros parentales “que impidan el acceso a estos contenidos y por una educación sexual en los ámbitos familiar y escolar a edades tempranas, ajustando los contenidos a cada tramo de edad”.