A pie de campo: los elementos fitotóxicos, los enemigos silenciosos
Hablamos de elementos como el arsénico, el cadmio, el mercurio y el plomo
A pie de campo: los elementos fitotóxicos, los enemigos silenciosos (30/12/2024)
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La semana pasada en este espacio hablamos de los elementos beneficiosos para nuestros cultivos. Hoy hablaremos del enemigo silencioso de los elementos fitotóxicos.
Estos elementos pueden afectar gravemente a nuestros cultivos si no los gestionamos de una manera correcta. Al encontrarlos en concentraciones altas pueden ser tóxicos para las plantas y tener consecuencias tanto en la calidad del suelo como en la seguridad alimentaria.
¿Qué elementos fitotóxicos existen?
Los principales son el arsénico, el cadmio, el mercurio y el plomo. ¿Y de dónde vienen estos elementos? Pueden provenir de dos fuentes principales que son la descomposición de rocas o la actividad volcánica, es decir, por fuentes naturales. O debido a fuentes humanas a través bien de la minería el uso abusivo de ciertos plaguicidas y fertilizantes y combustibles fósiles.
Aunque un dato preocupante es que hasta el 74% de los metales pesados en suelos agrícolas provienen de la quema de combustibles.
El arsénico depende mucho del pH del suelo para su toxicidad en las plantas. En el caso de nuestra zona que son suelos básicos se encuentran un estado generalmente estable y tiende a estar en formas móviles en comparación con los suelos ácidos por lo tanto está más biodisponible y debido a su menor retención incrementa su potencial tóxico para los cultivos.
El cadmio se absorbe por las raíces y afecta al transporte de nutrientes como calcio magnesio y potasio y puede inhibir la fotosíntesis y provocar clorosis o necrosis. Éste lo encontramos principalmente en suelos con gran cantidad de fertilizantes y residuos industriales.
El mercurio muy conocido por su uso en la minería y en emisiones industriales puede entrar en la planta a través de las raíces o por absorción foliar es decir por las hojas. Es altamente tóxico y reduce la fotosíntesis y debilita la planta
El plomo, es tóxico para las plantas y aunque no es fácilmente absorbido por ellas, en suelos contaminados puede acumularse en las raíces y afectar al metabolismo de los cultivos generando una reducción del crecimiento y muchos problemas en el metabolismo de las células.
Prácticas que podemos realizar para evitar estos elementos
- Realizar buenas prácticas agrícolas evitando el exceso de fertilizantes contaminados o pesticidas con estos elementos.
- En zonas donde sepamos que existen, analizar nuestros suelos regularmente para saber el nivel de metales pesados que tenemos.
- Podemos utilizar especies que puedan absorber y acumular estos elementos tóxicos. Incluso regular la disponibilidad de los nutrientes mediante la competencia con otros. Por ejemplo, el fósforo en suelos contaminados de arsénico disminuye la absorción de este último por competencia.
- Y tener un buen manejo del riego evitando el uso de aguas contaminadas.
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