El fuego bacteriano mantiene en alerta a los agricultores de perales
Allende Martínez incide en la prevención y apuesta por los tratamientos preventivos a base de compuestos cúpricos

La Rioja
El campo está en alerta. Los agricultores de perales en La Rioja, Aragón y Cataluña miran con preocupación la evolución de sus cultivos ante la amenaza del fuego bacteriano, una enfermedad que el año pasado causó estragos y dejó a muchos con cosechas mermadas. "El año pasado, la presencia de fuego bacteriano fue una catástrofe", señala Allende Martínez, ingeniera técnica agrícola y responsable del espacio 'A pie de Campo' de Radio Calahorra. Por eso, explica que, " hay que eliminar las ramas afectadas con la mayor brevedad y evitar que estén en el campo. También hay que controlar aquellos árboles en los que hemos visto ramas afectadas para ver si durante la brotación y la floración vuelve a haber incidencia". Martínez incide en la prevención y apuesta por los tratamientos a base de compuestos cúpricos. "Son importantes y recomendables hasta el momento de la floración", subraya.
Erinosis
Y es que, los perales se encuentran en fase de hinchado de yemas y no solo es buen momento para actuar contra el fuego bacteriano sino que se recomienda la aplicación de tratamientos contra hongos como el moteado o la mancha negra. También se está prestando atención a la erinosis. "Hay fincas en las que se puede observar presión de erinosis. Sería un buen momento para tratar esta enfermedad. El tratamiento de azufre para esta situación es muy recomendable", comenta Martínez.
El manzano y el fuego bacteriano
El manzano tampoco está exento de riesgos, aunque el fuego bacteriano no lo afecta con la misma agresividad que al peral. "Sí que llega a afectar ligeramente a ramas pero se suele quedar parado y no llega a entrar de una manera tan agresiva como ocurre en el peral", señala Martínez.
Incertidumbre y preocupación
Los agricultores saben que no pueden bajar la guardia. "Veremos este año cómo es la presencia de esta enfermedad, pero lo único que podemos hacer de momento es intentar prevenir todo lo posible, evitando los inóculos que puede haber del año pasado".
También los agricultores de este cultivo están muy atentos a cómo se desarrollará la floración este año. "El año pasado, no en todas las parcelas, pero sí en un gran número, se observó una floración muchísimo menor, lo que, a su vez, derivó en un menor cuajado y una reducción en el número de frutos", concluye.
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