La Rioja reclama "medidas individuales" para las empresas afectadas por los aranceles de Estados Unidos

Logroño

La guerra comercial desatada por Donald Trump tiene al en vilo. A pesar de la moratoria de 90 días a los nuevos aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, los productos que llegan a la frontera del mercado norteamericano deben hacer frente a una tasa general del 10%, mientras que sobre el acero, el aluminio y los coches y sus componentes pesa un gravamen superior del 25%.

La Unión Europea avanza en una negociación que permita revertir estos aranceles o mitigar su impacto, mientras estudia su respuesta y los planes de ayuda a los sectores afectados. En la misma línea trabaja el Gobierno de España, que ya ha presentado un plan para movilizar 14.100 millones de euros, y también el Ejecutivo riojano. El presidente Gonzalo Capellán ha anunciado dos medidas para favorecer el comercio exterior y la participación en ferias agroalimentarias por un importe de 2 millones de euros en conjunto.

Las exportaciones de La Rioja a Estados Unidos alcanzaron 116 millones de euros en 2024, lo que supuso el 4,9% en el conjunto de las ventas en el exterior en el ejercicio precedente. Un negocio que encabeza el vino -la comercialización de Rioja en este mercado se cifra en cerca de 70 millones de euros-, pero que también incluye otros productos agroalimentarios, además de materiales de la industria electrónica, química o el calzado. "Es el sexto país que más productos compra de La Rioja. Hay más de 450 empresas que venden en este mercado, de las que 200 lo hacen de forma regular y, en el caso del vino, hay 140 bodegas que venden su vino en Estados Unidos", detalla el director general de la Cámara de Comercio, Florencio Nicolás.

A este impacto habría que añadir un "efecto indirecto" por el daño que pudieran ocasionar los aranceles en Alemania y Francia, principales mercados exportadores de los productos y servicios procedentes de La Rioja.

Plan de ayudas

El Gobierno de La Rioja ha comenzado una ronda de contactos con la Federación de Empresas y la Cámara de Comercio para conocer el diagnóstico "preciso" del impacto de los aranceles en "cada sector y en cada empresa" y avanzar así en un plan de ayudas.

Una guerra comercial que puede desencadenar un aumento de la inflación y, con ello, un recorte del crecimiento económico previsto. "Necesitamos una respuesta de la administración en todos los niveles, empezando por la Unión Europea", explica la jefa del departamento internacional de la FER, Sheyla Argaiz. "Hay que atender no sólo a los sectores con mayor impacto, como el caso del vino, sino a las individualidades. Hay empresas con una exposición muy importante en Estados Unidos".

La FER ha llevado a cabo una encuesta entre sus asociados. Los resultados preliminares dibujan, según Argaiz, un escenario pesimista "con un horizonte negativo sobre la evolución de las ventas". Por ello piden un plan con medidas "específicas" e "individuales" con las empresas riojanas que han abierto mercado en Estados Unidos.

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