Cuidados y corresponsabilidad: la deuda pendiente con las mujeres en el Día de la Madre
La trabajadora social especializada en Igualdad Blanca Rico señala que "pese a los avances logrados, muchas madres siguen siendo las principales responsables del cuidado familiar"

Cuidados y corresponsabilidad: la deuda pendiente con las mujeres en el Día de la Madre
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Este domingo, cuatro de mayo se celebra el Día de la Madre, una fecha cargada de cariño, y gestos simbólicos. Sin embargo, también es una oportunidad para mirar más allá y reflexionar sobre las desigualdades que todavía persisten. Así lo plantea, en los micrófonos de Radio Rioja, Blanca Rico, coach y trabajadora social especializada en igualdad, con años de experiencia en programas de empoderamiento femenino en La Rioja.
Además, Rico señala que pese a los avances logrados, muchas madres siguen siendo las principales responsables del cuidado familiar, tanto de hijos como de personas mayores, en una especie de "mandato social no escrito que les deja con poca red de apoyo y altos niveles de estrés".
Madres, hijas y cuidadoras
La trabajadora social afirma que “se ha avanzado muchísimo en este tema”, pero matiza que “la carga de cuidar sigue estando muy presente en las mujeres”. En su experiencia, el perfil más habitual es el de una madre que trabaja fuera de casa, tiene hijos a su cargo y, en muchos casos, también cuida de sus padres o incluso de sus suegros. En este último caso, le llama especialmente la atención cómo esa responsabilidad no siempre recae en el hijo varón, sino en su pareja, es decir, la nuera.
Además, menciona una situación aún menos visibilizada: cuando hay alguna mujer soltera en la familia, sin hijos ni pareja, se le atribuye por defecto el rol de cuidadora. “Es como si, por no tener hijos, se diera por hecho que tú te encargas”, apunta. Un patrón que revela cómo el género sigue siendo un factor determinante a la hora de asignar los cuidados.
Esta carga invisible se traduce en altos niveles de ansiedad y estrés. Según relata Rico, muchas mujeres sienten que si no lo hacen ellas, nadie lo hará, o que deben estar pidiendo constantemente colaboración a sus parejas o hijos. “Sienten que tienen que hacerlo, no porque se lo impongan desde fuera, sino porque lo llevan dentro. Es algo interiorizado”, explica. Un autoexigencia que, según explica la profesional, no se percibe siempre como una imposición externa, sino como una norma aprendida desde pequeñas, observando a sus madres y abuelas.
Soltar y delegar: un reto pendiente
La coach, Blanca Rico, comenta que muchas mujeres no se permiten descansar. En su entorno profesional, ha recogido testimonios de mujeres que sienten culpa al sentarse en el sofá, como si siempre tuvieran que estar “para todos”. “Cuando entra alguien por la puerta, se levantan automáticamente, como diciendo: estoy aquí, disponible, activa”, explica.
Ante esta situación, su trabajo se centra en hacer visibles estas dinámicas, promover el amor propio y enseñar a establecer límites. “Es importante que se den cuenta de que también merecen ser cuidadas”, insiste.
Una de las claves del empoderamiento, según Rico, es aprender a delegar. “Cuesta mucho soltar esa parte”, reconoce. Para muchas mujeres, asumir que no deben ser las únicas responsables de los cuidados supone romper con años de hábitos y creencias. En este sentido, también apuesta por fomentar espacios donde se pueda hablar abiertamente de estas cargas y trabajar el derecho al descanso y a decir “no”.
Legislar en pro de la conciliación
Desde el punto de vista institucional, Blanca Rico reconoce que ha habido avances legislativos en corresponsabilidad y conciliación, pero lamenta que muchas veces las medidas no se apliquen de forma efectiva en los entornos laborales. “Debería haber mayor facilidad para conciliar cuando necesitas, por ejemplo, faltar por cuidar a un familiar o acudir a una cita medica con él o ella”, sostiene.
También subraya la importancia de educar a los adultos, no solo a los niños. “Los niños van a casa, y si papá y mamá no cambian ciertas creencias, el cambio no llegará”. La educación en igualdad, señala, debe abarcar a todas las generaciones, especialmente cuando se trata de revalorizar los cuidados, que según afirma, “son la base para que cualquier actividad económica funcione”.
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