El activista riojano Sergio Toribio aterriza en Barcelona: "Tengo ganas de llegar a Logroño para abrazar a mi madre, que lo ha pasado mal"

Logroño

La flotilla de la libertad denuncia que fueron interceptados y secuestrados en aguas internacionales. De hecho, avisaron a emergencias marítimas de un ataque, porque ellos están seguros de que no llegaron a entrar en aguas israelíes. De madrugada vieron las luces de los barcos y el primer contacto fue con un dron, “intentaron entrar, dentro de la cubierta para ver, para grabar. El caso es que cuando intentó esa maniobra se tropezó con un obenque, que va del mástil mayor al mástil que teníamos en popa, y se fue al agua”, relata Toribio.

Después de ese primer dron, llegó otro que les roció con una sustancia blanquecina, “no olía muy fuerte, pero era tipo pintura. El caso es que si lo tocabas o entraba en contacto con ropa o con cualquier cosa, se volvía negruzco y muy resbaladizo, por ejemplo, en cubierta”.

Armados y con pasamontañas

Tras la acción de los drones, dos patrulleras se colocaron a los lados del velero, y se produjo el abordaje.

Cuenta Toribio que “nos pusieron una grabación en inglés, que mantuviéramos la calma, que habíamos violado no sé qué, que habíamos entrado en una zona militar no sé cuál, que nos iban a abordar. El caso es que nosotros dimos la alarma, se dio a emergencias marinas, de un ataque pirata en aguas internacionales”.

Y ahí es cuando se produjeron los momentos de máxima tensión y donde este activista reconoce haber pasado miedo, “sí claro, iban armados, traían escopetas, traían algunos hasta dos pistolas al cinturón, en el pecho, granadas. Soldados uniformados, tapados hasta las cejas y con algunos con pasamontañas”.

Los militares les mantuvieron retenidos en el barco más de 20 horas hasta que les trasladaron a un dispositivo de control, “nos han ido uno a uno pasando los perros, nos han ido uno a uno cacheando, nos han ido uno a uno sacando todos los efectos personales y clasificando qué cosas podíamos quedarnos y qué cosas no podíamos quedarnos”.

Y no pudieron quedarse mucho porque les requisaron los GPS, los teléfonos móviles, los ordenadores... “de ahí nos llevaron a la oficina de inmigración en el aeropuerto, y allí ya nos estaban esperando el cónsul y la vicecónsul española, algo que nos tranquilizó bastante”.

Ganas de volver a Logroño

Cuando hemos mantenido la entrevista con Toribio, el activista riojano estaba pendiente de coger un autobús de vuelta a La Rioja, “tengo que darle un abrazo a mi madre. Que se quede tranquila. Y a mi hermana también, que me ha estado apoyando siempre desde que empecé con el activismo. Mi hermana era la parte activista que, bueno, pues luego por lo que haya sido, no se ha hecho activista y me he hecho yo”.

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